PIQUETE DE ATENCIÓN
Francisco Gómez Maza es un veterano y prestigioso periodista chiapaneco, cuya labor se ha desarrollado sobre todo en el DF. Su columna Análisis a fondo es reproducida, de lunes a viernes, en un diario tuxtleco. Coincidentemente, la que a continuación se reproduce, no le fue publicada. Pasado este bache molesto, a juicio de los editores, su colaboración ha seguido apareciendo con normalidad. Con la normalidad sabinista, por supuesto.
Tomado de:
LA PRENSA VENDIDA
Francisco Gómez Maza
¿Libertad de expresión y de prensa? Jajajajajajajaja
¿Quieres triunfar como periodista? Dedícate a alabar
Es realmente lamentable que ningún medio de información haya denunciado la represión sufrida por el colega Francisco Rodríguez , a quien de un día para otro lo despojaron del espacio radiofónico, en Radio Capital, denominado Índice Político al Instante , que se había convertido en un espacio de libertad, de denuncia, de terapia de unos cuantos cientos de miles de ciudadanos inconformes con el estado de cosas que impera en el país, a partir de las elecciones presidenciales del 2006.
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Es verdaderamente vergonzoso que ningún periodista, ni ningún medio de información haya publicado una sola línea de ese atentado contra la libertad de expresión, lo que indica que los medios no son de ninguna manera democráticos, sino que responden a los intereses mercadotécnicos y económicos de los dueños de periódicos, estaciones de radio y de televisión.
Lo peor de todo es que los periodistas egresados de las escuelas de periodismo, en donde se les enseña que el periodismo es vital para la buena marcha de una sociedad democrática, se lo creen, están seguros que trabajan en medios democráticos, cuando la realidad es que trabajan de verdaderos correveidiles, taquígrafos, grabadores, fotógrafos del poder, pero no participan en darle voz a quienes no tienen voz, porque estos le importan un pito a los dueños de los medios, a quienes lo único que les importa es incrementar sus ganancias, y ya no a través de la circulación o raiting, sino por medio de la venta de espacios y tiempos a anunciantes que no perdonan que en alguna ocasión haya denuncias en contra de sus tropelías.
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Qué fenómeno tan interesante. Los periodistas, en su mayoría, están seguros de que trabajan en medios en donde pueden realizar su trabajo periodístico, cuando en realidad lo que están haciendo es escribir rellenos para los espacios que deja libre la publicidad y la propaganda y que inclusive hay empresarios periodísticos que negocian pingües negocios con cualquier nota importante de un reportero. Y ya no se diga de los llamados columnistas, verdaderos paraaperiodistas, que se dedican a defender a los poderosos y a cuestionar, denigrar, insultar a los líderes populares tíldándolos de populistas y mentirosos. Sobran ejemplos en todos los periódicos de México y si se salva alguno, será sólo uno de los llamados de la gran prensa.
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Y si usted pone supina atención, en las páginas de los periódicos impresos sólo lee usted trivialidades, o gacetillas pagadas por el gobierno, los gobiernos estatales, o los empresarios particulares. Las informaciones del sufrimiento de las comunidades indígenas, las verdaderas violaciones a los derechos humanos, el hambre, la miseria, la indigencia, no tienen espacio en los periódicos impresos.
Y peor aún en la radio y la televisión. Para estos medios electrónicos la vida es “bonita”, agradable, no pasa nada negativo a los seres humanos, las autoridades ejercen un buen gobierno, y se vive en un mundo feliz. Pero la realidad es totalmente distinta, contraria, a la que pintan la radio y la televisión. El mundo de las telenovelas felices sólo está en la cabeza de cualquier escritorcillo que escribe sólo para lucrar con sus estúpidas historias.
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Si ya era increíble que un programa de radio como el que conducía mi tocayo Paco Rodríguez hubiera durado tanto, y en una cadena radial de personajes tan nefastos como los Maccise, que sólo utilizan los medios como charolas para sus otros negocios. Pero le dieron ese espacio a Rodríguez, quien no respeto las reglas no escritas de la prensa. Hay intocables que no se pueden tocar ni con el pétalo de una rosa. Si los tocas, eres hombre muerto. Y un periodista sin medio, es un hombre al agua.
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Lo grave es que los demás periodistas de los medios, salvo honrosísimas excepciones, ni cuenta se dan de que ellos también están viviendo en el filo de la navaja. Y que un buen día una buen resbalón les puede costar hasta la vida, sobre todo en estos tiempos de violencia y muerte provocada por la confrontación entre el Gobierno y las bandas de narcotraficantes en todo el país.
Es curioso, por ejemplo, que los periodistas chiapanecos, salvo honrosísimas excepciones, digan que en Chiapas se goza de una libertad de prensa absoluta bajo el mando de Juan Sabines Guerrero . Y al abrigo de esa “libertad” pululan los medios, los periódicos, las revistas etc. Cuando es bien sabido que la corrupción en una sociedad se mide por el número de periódicos y revistas que son editadas y nada vendidas al público sino que sólo van a adornar las mesitas de centro de las dependencias del gobierno y le dan trabajo a los administradores encargados de pagar las facturas de “órdenes de inserción” de quién sabe qué materiales “informativos”.
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Tiempos de trivialidad, de mediocridad, de derechización del “análisis” de columnistas del poder, paraperiodistas que sólo pueden asemejarse a paramilitares que buscan destrozar la vida social y meterle miedo y pánico a una población que no está consciente de que hay otros mundos posibles.
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Yo sí me indigno por el cierre del programa Índice Político al Instante, como me indigno porque la compañera Carmen Aristegui ya no tiene su espacio de libertad de expresión. Y la verdad es que es muy poético, sólo poético, decir, querido tocayo, que ya habrá otro espacio de libertad. No es cierto. Estamos viviendo frente a la intolerancia. La crítica no es bienvenida.
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Sólo la alabanza. Si quieres sobrevivir, dedícate a escribir una columna de esas que sólo se dedican a decir que Andrés Manuel López Obrador es un estúpido, populista, mentiroso, etc.
