¿Otro diario en Chiapas?

Minifaldas
Arcadio Acevedo

Expreso Chiapas, 01 de agosto del 2007.

4. ¿Pa qué puctas otro periódico?
Si ya no tardan los periódicos en entregar el equipo. Quisieran, pero no. El bolonauta Miguel Ángel Bastenier, o algo así, es una enciclopedia a la que un reducido grupo de sus amigos tenemos acceso pagando boleto, es decir, invitándole un té helado.
Miguel Ángel nos recuerda que en los años 20 se creía que la radio le iba a partir su linotipo en cuadratines al periodismo impreso, pues no requería de una inversión grande de tiempo para preparar una edición y la transmisión y cobertura era más rápidas.
Se equivocaron los profetas. La radio contribuyó al desarrollo de la prensa.

5. Ora sí ai viene el perro del mal
30 años después, con la aparición de la televisión y el aplastante peso de sus imágenes, se ponía de nuevo en peligro el futuro de los periódicos. Esta vez el periodismo de papel tampoco tuvo que temer.
A juicio de Miguel Ángel, El periodismo, el bueno, fue y es perfectamente capaz de sobrevivir a la televisión: la prensa es aquella que se toma el tiempo para la difícil tarea de explicar el mundo al mundo.

7. Éste sí tiene rabia
Pero la amenaza de Internet es distinta. Desde los 80 el mundo tiene la posibilidad de comunicarse con el mundo en tiempo real. Los periódicos están siendo víctimas de una explosión informativa. Los avances tecnológicos han permitido que la información nos persiga a todas partes y la capacidad de las personas para absorberla por medio de la lectura de los diarios está siendo desplazada.

8. Neta cochupona
Tiene razón el Migue: La prensa de Chiapas tiene poca capacidad de atracción social y su credibilidad anda más caída que las tetas de mi comadre Modesta. Influida por los poderes locales, nunca ha tenido autonomía. Lo peor: nunca ha querido tenerla. No ha podido generar un mercado propio, no tiene lectores. Entre otras cosas, porque sus habitantes se cuentan entre los más pobres de México y los más analfabetas. Un periódico debe tener un mercado firme que lo sostenga y le dé credibilidad. ¡Ay, nana!
No hay un diario aborigen que se pueda llamar representativo de su ciudad, de su región, de su estado. El número de ejemplares de prensa vendidos por cada mil habitantes, valor que habla de su penetración en la sociedad, es de risa loca. Nomás para que se les raje la trompa de puro carcajearse, chútense el impávido lector este dato:
Mientras que 500 escandinavos de cada mil compran un diario, sólo lo hacen 80 de cada mil argentinos. Y conste que son los más “voraces” lectores de periódicos en Latinoamérica. En Colombia 20 de cada mil. En Chiapas, pese a la presunción de algunos editores....
Permítanme: chuponcito de trago. Fumadita de cigarro. Besito a mi sobrina de la semana... templado el instrumento, ora sí.

9. Final infeliz pero chayoteado
Siendo generosos en el cálculo, sólo dos chiapanecos de mil compran un diario. Es entonces cuando surgen las inevitables preguntas: ¿De dónde sacan algunos poderosos editores para vivir (y morir) como pachás? ¿A salud de qué les levantan monumentos y empañan con sus nombres algunas calles del pueblo al que antes agraviaron con sus mentiras y complicidades? Vamos, ¿quén pompó?
Cuando brillan las suspicacias populares se apagan las dudas...