EL PERIODISMO EN CHIAPAS

Este es una bitácora exclusivamente para textos relacionados con la historia del periodismo en Chiapas. Para exhibir los aciertos y desaciertos, dislates, cosas chuscas y otros detalles que reflejen la idiosincrasia del periodismo chiapaneco. Tantas cosas y situaciones que veo y leo que no quiero que se pierdan en el tiempo, quiero documentarlo y compartirlo. Advierto que para nada pretendo congratularme u ofender a persona alguna.

jueves, julio 26, 2007

“¡Arriba las manos cabrones, soy periodista!”

“¡Arriba las manos cabrones, soy periodista!”
Carlos Marín a Miguel González Alonso
En su columna El Asalto a la Razón
publicada en Milenio Diario
2 de febrero del 2005. Pág. 6.


¡Arriba las manos cabrones, soy periodista!
El asalto a la razón
Carlos Marín


En la entrevista que transmitió el lunes por la noche, Adela Micha le preguntó al gobernador de Chiapas, Pablo Salazar, si había tenido algún problema con los medios de información locales.


Para regocijo de la audiencia y vergüenza de quienes les viene el saco, el mandatario tocó en público lo que venía cuchicheando desde hace años:


“Establecimos una nueva relación con los medios (que) ha generado muchas distorsiones. Encontramos un diario que recibía, para decirlo en números redondos, 200 mil dólares mensuales del gobierno del estado (como) ‘ayuda’ al diario...”.


–¿Cómo la recibía?


–Como un chayote de 200 mil dólares.


Para quienes desconozcan la acepción, lo que Salazar quiso decir con el término chayote –en la jerga periodística se conoce también como embute–, es un vulgar soborno: una cuota de “protección”, una “vacuna” para que el medio apapache y no exhiba jamás los errores y miserias del pagador, a menos que éste requiera de un “periodicazo” como recordatorio de que los “compromisos” no deben incumplirse.


“Y el gobierno pagaba por las ocho columnas –dijo el gobernador–. Es el único caso que yo conozco y digno de estudio: un diario que facturaba las ocho columnas”.


Las facturas –afirmó Salazar– rezaban así: “Por las ocho columnas del día tal…”.


El gobernador aludía, sin mencionarlo al diario Cuarto Poder, de Conrado de la Cruz, quien antes de conocer la prosperidad trabajaba como cantinero.


Del chantaje que descubrió la Procuraduría de Chiapas fueron sujetos gobernadores tales como Patrocinio González Garrido y los interinos Julio César Ruiz Ferro y Roberto Albores. Otro ex mandatario, el general Absalón Castellanos, metió a la cárcel a De la Cruz por difamación.


Según las investigaciones, el dueño de Cuarto Poder se enriqueció particularmente con los embutes o chayotes de Ruiz Ferro y Albores.


Fue tal el poder que alcanzó el diario, que a su propietario se le abrían las puertas del gobernador cada que lo reclamaba y logró imponer a presidentes municipales y diputados.


En pocos años, De la Cruz reunió una importante colección de arte –que incluye desde coroneles hasta picassos–, así como un departamento de un millón de dólares en Cancún y casas en París y Miami.



Cuando Pablo Salazar dijo eso de “…un diario que facturaba las ocho columnas”, Adela reaccionó:


–¡Ah!, ¿sí?


–¡Pero por supuesto! Tenemos los documentos. El diario cobraba las ocho columnas que –tengo entendido hasta lo poco que sé de periodismo– son lo más sagrado que hay en un periódico. Eso no se vende… Y todo ese cerro de facturas… ¡Es más, se facturaba lo intrascendente!; las ocho columnas eran lo intrascendente: ’El gobernador besó al primer niño del milenio’. Ésas eran las ocho columnas –y costaban 60 mil pesos o algo así–. ¡Las ocho columnas! Dos millones de pesos mensuales, pero no bastaba: los columnistas, por aparte, facturaban también los elogios al gobernador. Es una chulada. Columnistas que hoy se dicen críticos, acompañaban su columna a la factura. O sea, si en la columna hacían elogios encendidos al gobernador, su factura decía ‘por los comentarios vertidos en la columna de fecha fulana de tal’.


“Eso se acabó cuando llegamos al gobierno, y por supuesto eso trastoca intereses; porque nosotros hemos decidido establecer una nueva relación: que los periódicos sean realmente críticos y digan lo que quieran. No tenemos que pagar por la imagen del gobierno ni tenemos que comprar conciencias. No lo hacemos con ningún medio”.


–¿Y qué ha pasado con este diario?


–Nada, simplemente que han aprendido a ser críticos; llevan cuatro años siendo críticos todos los días, ¡algo que en su vida habían practicado!


De acuerdo con el expediente de la procuraduría estatal, el dueño de Cuarto Poder, en sus informes fiscales de cinco años, declaró “pérdidas”, al igual que su esposa y su hijo.


Se les investigó en la Comisión Nacional Bancaria y se hallaron… 26 cuentas de cheques.


Con ingenuidad puede suponerse que, si Pablo Salazar dice que el gobierno local pagaba sobornos de más o menos dos millones de pesos al mes y se restan los gastos de nómina y producción del diario, más lo que hayan costado las propiedades en Cancún, París y Miami, cabría suponer que la fortuna podría sumar cien millones de pesos, algo así como un millón al mes “para el cochinito”.


Pues no: el total encontrado es poco menos de ¡400 millones de pesos!, depositados en efectivo y sin origen declarado: negociazo con un diario del estado de la República en el que apenas el tres por ciento de la población lee periódicos.


La Procuraduría local envió ya su expediente al Sistema de Administración Tributaria –el temible SAT–, a fin de que los fiscalistas de Hacienda corroboren la hipótesis ministerial de que se trata de un caso de “lavado de dinero”.


Pablo Salazar promovió exitosamente una reforma legal para que la calumnia periodística no se ventile en tribunales civiles, sino penales.


Sus “críticos” pusieron el grito en el cielo contra lo que llamaron “ley mordaza”, y en Tuxtla Gutiérrez ya se hicieron habituales los plantones y exhibición de pancartas frente al Congreso y las oficinas de gobierno, en los que participa una veintena de inconformes, entre quienes resaltan, claro, los aguerridos periodistas de Cuarto Poder.


Lo más chistoso de todo es que uno de los protestantes y abajofirmantes recurrentes, de nombre Miguel González Alonso –a quien se inventó un premio patito de periodismo– es… un columnista que facturaba sus elogios.


¿Arriba las manos? O mal informado
Miguel González Alonso
CUARTO PODER
03/02/2005


“Milenio” publicó ayer un artículo del periodista Carlos Marín que nos obliga a fijar posiciones. Lo que a continuación se expone es una carta aclaratoria que ayer mismo hicimos llegar a el ex colaborador de Proceso y coautor del libro “Manual de Periodismo” en espera de que actúe conforme a la lo que establece la Ley; demuestre su ética y predique con el ejemplo.
Nosotros estaremos atentos de su publicación en donde corresponde, en “Milenio”, para dar cuenta de ello a los lectores, quienes estarán de acuerdo que este nuevo ataque tiene la firma del Palacio de Gobierno.

A continuación el texto de nuestra carta a manera de réplica.

Señor Carlos Marín.

Con toda atención me dirijo a Usted para solicitarle que, conforme a lo que establece la Ley de Imprenta, vigente en nuestro país, reproduzca la presente carta a manera de réplica en el mismo lugar y espacio en el periódico “Milenio” y sus filiales en la república mexicana en donde fue publicado su artículo del día 2 de febrero del 2005.

En la página 6, de ese diario, apareció su colaboración bajo el título: ¡Arriba las manos cabrones, soy periodista! en su espacio titulado “El Asalto a la Razón”.

Dentro del texto referido se hacen alusiones hacia a mi editor, Conrado de la Cruz Jiménez, y acerca de mi persona, derivadas éstas, -supuestamente- de una entrevista que la periodista Adela Micha le hiciera el lunes anterior al gobernador de Chiapas, Pablo Salazar Mendiguchía para el Canal 4 de televisión, el que por cierto, en la entidad, únicamente es visto por un reducido número de suscriptores de las empresas dedicadas a la venta de la señal satelital.

El leerlo me produjo, este día, emociones encontradas.

Por una parte, porque jamás imagine que en un espacio periodístico tan importante, conocida su pluma, se hiciera alguna referencia hacia mi persona alguna vez en la vida. Un honor inmerecido.
Por la otra, me indigna, el hecho de que producto de una información falseada que le fue proporcionada se me critique y se ponga en duda el prestigio de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (FAPERMEX) que encabeza Teodoro Rentaría Arróllave, editorialista de
Excélsior y conductor de Radio Formula.

Por lo que toca a mi director, solamente puedo decirle que en la presente administración ha sufrido un severo embate oficial por parte de las autoridades, quienes hoy tienen a su hijo, Conrado de la Cruz Morales, recluido en el penal de “El Amate”. Sobre los pormenores de los juicios y acusaciones que pesan sobre él, y su señor padre, Don Conrado de la Cruz Jiménez, aclaro que soy el menos indicado para hablar de ello, pero el día que guste lo pongo en contacto con sus abogados para que le abunden la información al respecto. Sería bueno, conocer la otra cara de la moneda… la verdad.

En cuanto a lo que tiene a que ver con “los críticos” del régimen de Pablo Salazar Mendiguchía, debo recordarle que Usted, Don Carlos, fue uno de ellos; de los que puso “el grito en el cielo”, criticando la “Ley mordaza”, en uno de sus artículos publicados el año anterior, producto de mi visita a sus oficinas y la redacción de “Milenio”, exactamente el día martes 9 de marzo. Valdrá la pena revisar la agenda, la hemeroteca y la memoria.
No es cierto, Señor Marín, que el gobernador haya promovido “exitosamente una reforma legal para que la calumnia periodística no se ventile en tribunales civiles sino penales”. Desde que se redactó la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Chiapas, la calumnia y la difamación han estado inscritas en el Código Penal; contrario a la tendencia mundial prevaleciente, hoy día.

Esa cuestión, Usted y yo la platicamos en marzo del 2004, el mismo día en que condenó que Chiapas sea el estado de la República Mexicana que registra las mayores sanciones para esos delitos producto de una reforma “retrógrada” (como Usted la calificó) aprobada misteriosamente por la LXI Legislatura chiapaneca de la misma forma en que fueron sumisamente aceptadas por los diputados locales las reformas: Electoral y la que da origen a la –temible- Fiscalía General… por UNANIMIDAD.
Tampoco es cierto, Don Carlos, que los plantones se hayan hecho habituales frente al Congreso y las oficinas de gobierno. Lo engañó su informante dolosamente. Si el haber protestado el 26 enero (fecha de la publicación de las reformas a los artículos: 164, 169 y 173 del Código Penal), 7 de junio (día de la “Libertad de Expresión”), 7 de octubre (día del natalicio del Dr. Belisario Domínguez) y 8 de diciembre (día del Cuarto Informe de Gobierno) le parece algo excesivo, le pido disculpas a Usted.
Sobre la última fecha, permítame comentarle que poder ingresar a la sede del Congreso la manta con la leyenda ¡Abajo la Ley Mordaza!, fue toda una faena, en función del excesivo dispositivo de seguridad -propio de “tiempos de guerra” en un Estado con hambre- que se montó para evitar que Salazar Mendiguchía fuera molestado el día de su informe.
Tampoco es cierto que seamos una “veintena” los inconformes y que todos seamos periodistas de Cuarto Poder. ¡Miente! quien lo dijo. Lo que pasa, es que producto de la intimidación oficial somos pocos los que arriesgando a nuestras familias, integridad y patrimonio, nos hemos “atrevido” a manifestarnos para denunciar en voz alta los abusos de la autoridad y sus
excesos.
El último de los párrafos merece la transcripción para poder hacerle algunas preguntas y precisiones: “Lo más chistoso de todo es que uno de los protestantes y abajofirmantes recurrentes, de nombre Miguel González Alonso –a quien se inventó un premio patito de periodismo- es…un columnista que facturaba sus elogios”.
• El termino “chistoso” que utiliza ¿Es suyo? ¿Se lo dijo Pablo a Adela Micha? O ¿Se lo dijo a Usted, Pablo Salazar, posteriormente a la entrevista que para el autoelogio le hizo el reportero Andrés Becerril misma que fue publicada en “Milenio” el lunes anterior?
• ¿Quién me inventó el premio “patito” del que habla otorgado de periodistas a periodistas por la FAPERMEX? El mismo reconocimiento que, por cierto, se le entregó ese mismo día a: Javier Alatorre, Lolita Ayala, Pablo Latapí, Guillermo López Portillo, Yanet Arceo y a Eduardo Salazar, entre otros tantos periodistas de renombre.

• ¿Acaso a ellos también se los inventaron?
• Por otra parte ¿Tiene Usted constancia de que yo facturaba elogios como para haber podido publicarlo sin empacho? ¿Para sostener sus dichos le entregaron documentación suficiente para hacer tan temerario señalamiento en un periódico que circula en un estado donde la difamación se castiga hasta con 9 de años de prisión?
• Por último, sin olvidar que Usted ha sido un periodista de Proceso y que ha redactado un manual de periodismo ¿le parece correcto hacer afirmaciones sin pruebas? No me conoce. Y no parece justo que por considerarme un periodista de provincia crea que no merezco respeto. ¡Me merezco el mismo que Usted me merece a mí!
Para comenzar terminar esta réplica considero que es conveniente hacerle saber un par de cuestiones. Que se sepa. No existe nadie, hoy día, a lo largo de mis 25 años de ejercicio periodístico –sin que esto suene a golpes de pecho- que pueda sostener ante mi persona, y menos aún, ante tribunales que le he pedido dinero para elogiarlo, mucho menos que haya yo pretendido extorsionarlo. Inclusive, me atrevo a decirlo… el propio Pablo Salazar podría ser mi testigo.
Por otra parte, déjeme decirle que ¡Jamás! He recibido a la fecha nota aclaratoria ni réplica alguna, tal vez, eso sea porque me documento para cada uno de mis análisis y artículos. Eso… lo aprendí en su libro.
Ahora si, para terminar, déjeme insistir en la importancia de que publique esta carta derivada de un asalto que le hicieron a su razón, porque de no hacerlo; de negarme un derecho constitucional consagrado en la Ley, Don Carlos, podría yo interpretar que alguien desde la ciudad de México me dijo: ¡Arriba las manos cabrón, soy periodista!

Sin otro particular me resulta grato saludarlo afectuosamente.
Miguel González Alonso
Cuarto Poder y El Orbe

P.D. Ojalá y pronto podamos volver a vernos, quizás, esto resulte dable una vez que pongan en marcha la franquicia de “Milenio” en Chiapas de la que ya se habla en el primer círculo del Gobierno de Chiapas.

Quod scripsi, scripsi.

redpolitic@yahoo.com

Indignación (y confusión) de un columnista
El asalto a la razón
Carlos Marín
MILENIO DIARIO
4 DE FEBRERO DEL 2007.



Miguel González Alonso, columnista del diario chiapaneco Cuarto Poder, invoca la Ley de Imprenta para que se reproduzca “en el mismo lugar y espacio” su réplica a lo que se publicó ayer aquí bajo el título: ¡Arriba las manos cabrones, soy periodista!


Antes que otra cosa, el autor de El asalto... quiere recordar que acostumbra (como reflejo de una convicción y compromiso que hoy se refrenda) ceder la palabra a sus lectores y, de preferencia, a quienes aparecen implicados (as) en alguna cochinada.


Ello, en coincidencia pero independientemente de lo que establecen las leyes y los códigos vigentes.


Lo del mismo espacio está garantizado, no así lo de la extensión: el texto que provocó la réplica tiene exactamente cinco mil 594 caracteres y la carta réplica siete mil 695.


No obstante, como lo más importante en el oficio periodístico es el respeto que debe guardarse al sentido de lo que quieren decir los declarantes, vienen a continuación párrafos esenciales de la carta (con su puntuación original tal cual):


Dentro del texto referido se hacen alusiones hacia a mi editor, Conrado de la Cruz Jiménez, y acerca de mi persona, derivadas éstas, –supuestamente– de una entrevista que la periodista Adela Micha le hiciera el lunes al gobernador de Chiapas, Pablo Salazar, para el Canal 4 de televisión, el que por cierto, en la entidad, únicamente es visto por un reducido número de suscriptores de las empresas dedicadas a la venta de la señal satelital.


Leerlo me produjo emociones encontradas. Por una parte, porque jamás imagine que en un espacio periodístico tan importante, conocida su pluma, se hiciera alguna referencia hacia mi persona alguna vez en la vida. Un honor inmerecido. Por la otra, me indigna, el hecho de que producto de una información falseada que le fue proporcionada se me critique y se ponga en duda el prestigio de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos.


Por lo que toca a mi director, solamente puedo decirle que en la presente administración ha sufrido un severo embate oficial por parte de las autoridades, quienes hoy tienen a su hijo, Conrado de la Cruz Morales, recluido en el penal de El Amate. Sobre los pormenores de los juicios y acusaciones que pesan sobre él, y su señor padre, Don Conrado de la Cruz Jiménez, aclaro que soy el menos indicado para hablar de ello, pero el día que guste lo pongo en contacto con sus abogados para que le abunden la información al respecto. Sería bueno, conocer la otra cara de la moneda. La verdad.


En cuanto a lo que tiene a que ver con "los críticos" del régimen de Pablo Salazar Mendiguchía, debo recordarle que usted fue uno de ellos; de los que puso "el grito en el cielo", criticando la "Ley mordaza", en uno de sus artículos publicados el año anterior, producto de mi visita a sus oficinas y la redacción de "Milenio", exactamente el día martes 9 de marzo. Valdrá la pena revisar la agenda, la hemeroteca y la memoria.


Refutación desbordada: nada de “grito en el cielo” contra esa falsa “Ley mordaza”. El texto de referencia (único aquí al respecto) se tituló Disculpa en público, o cárcel, en vez de negociar el honor, y en él se expuso que, a diferencia de la despenalización de la calumnia y la difamación que promovían entonces la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el congreso de Chiapas aprobó una mayor penalización de los delitos que entrañan calumnia y pulverizan el honor de las personas. Contiene el error (repetido ayer) de dar por supuesto que la materia pasarían del ámbito civil al penal, cuando lo cierto es que siempre ha estado en éste último. Lejos de haber sido motivado como “producto de mi visita”, el texto entrañaba una opinión contraria a los opositores de la reforma y un reconocimiento a sus promotores.


El remitente no recuerda bien con quién platicó o la autoría del texto que leyó, pues afirma lo imposible de comprobar: que en este espacio se llamó “retrógrada” a lo que algunos periodistas endilgaron la calumniosa descalificación de “Ley mordaza”.


Sigue su réplica:


Tampoco es cierto que seamos una "veintena" los inconformes y que todos seamos periodistas de Cuarto Poder. ¡Miente! quien lo dijo. Lo que pasa, es que producto de la intimidación oficial somos pocos los que arriesgando a nuestras familias, integridad y patrimonio, nos hemos "atrevido" a manifestarnos para denunciar en voz alta los abusos de la autoridad y sus excesos.


El último de los párrafos merece la transcripción para poder hacerle algunas preguntas y precisiones: "Lo más chistoso de todo es que uno de los protestantes y abajofirmantes recurrentes, de nombre Miguel González Alonso –a quien se inventó un premio patito de periodismo– es un columnista que facturaba sus elogios". El termino “chistoso” que utiliza ¿Es suyo? ¿Se lo dijo Pablo a Adela Micha? O ¿Se lo dijo a Usted, Pablo Salazar, posteriormente a la entrevista que para el autoelogio le hizo el reportero Andrés Becerril misma que fue publicada en "Milenio" el lunes anterior?


Por otra parte ¿Tiene Usted constancia de que yo facturaba elogios como para haber podido publicarlo sin empacho? ¿Para sostener sus dichos le entregaron documentación suficiente para hacer tan temerario señalamiento en un periódico que circula en un estado donde la difamación se castiga hasta con 9 de años de prisión?


Qué pena, pero sí:


Los recibos de honorarios de Miguel González Alonso/Producciones editoriales tenían (o tienen) el Registro Federal de Causantes GOAM 590218 SI1, con domicilio fiscal en Cedro 22-B, Fraccionamiento “El Deportivo”, en San Cristóbal de Las Casas.


De los meses de abril, mayo, julio y agosto de 2000 son los cobros efectuados al “Gobierno del estado de Chiapas Comunicación Social” por concepto de: “Elaboración de textos periodísticos para su publicación” en esos lapsos.


Según los documentos en poder del gobierno de Pablo Salazar, una de las columnas de González con que se justificó uno de los cobros (a costa, claro, del erario estatal) abordaba el tema de que Ernesto Zedillo (Presidente aún) estaba siendo cuestionado por priistas y “militantes de la intransigente, intolerante y hasta beligerante oposición”.


Y aquí (también respetando la ortografía y la puntuación) uno de los presuntos, digamos, “servicios periodísticos” que generó el recibo de honorarios fechado el primero de agosto de 2000:


Sin embargo, dentro de esa escena de linchamiento se ha levantado una voz fuerte, contundente, certera, oportuna, viril, respetuosa y leal… la de Roberto Armando Albores Guillén, quien sin empacho ni regateo alguno, muy a pesar de que está al frente de una administración próxima a entregar sin conocer a que siglas todavía, ha tenido la franqueza y sobre todo los arreos necesarios, para señalar que en Chiapas no puede discutirse el decidido apoyo brindado por el Presidente Zedillo para sentar importantes bases que impulsan el desarrollo…

cmarin@milenio.com

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