EL PERIODISMO EN CHIAPAS

Este es una bitácora exclusivamente para textos relacionados con la historia del periodismo en Chiapas. Para exhibir los aciertos y desaciertos, dislates, cosas chuscas y otros detalles que reflejen la idiosincrasia del periodismo chiapaneco. Tantas cosas y situaciones que veo y leo que no quiero que se pierdan en el tiempo, quiero documentarlo y compartirlo. Advierto que para nada pretendo congratularme u ofender a persona alguna.

miércoles, octubre 31, 2007

En Chiapas: libertad de presión


En Chiapas: libertad de presión
Arcadio Acevedo




Juan Sabines maneja la prensa chiapaneca como la dictadura franquista a la española. Axioma de los neodictadores: Aplastan con mayor eficiencia los cheques abultados y los injustificados despidos de los periodistas incómodos, que las botas represivas.


El incipiente régimen de Sabines, todavía tambaleante, indeciso, se comporta peor que el vengativo, soberbio, de Salazar Mendiguchía (enfundado en su uniforme de un encendido color naranja), que focalizó sus embates contra el Cuarto Poder, sobre todo, por razones de muchos conocidas. Por todos repudiadas.

Para que el presunto lector sepa si mi juicio es erróneo o acertado, cito datos y circunstancias tomados de C. Alcalde (“Cómo leer un periódico”). Éstos nos servirán para orientarnos y valorar correctamente la miseria informativa en la que sumió la dictadura a España (y a Chiapas todos los gobiernos que en su historia ha padecido): Antes de la guerra se publicaban en ese país más de 2 mil periódicos. En 1945, sólo quedaban 87.

Indicio del cinismo imperante –antes allá, como hoy aquí-, Solidaridad Nacional de Barcelona, uno de los diarios más franquistas que Franco, publicaba: “Los periódicos han de ser los mediadores entre la verdad y la opinión, y los testigos de la fe en la sociedad. Sólo así la profesión del periodista alcanza con rapidez fulminante a todos los estamentos de la opinión, como la prensa española viene haciendo con asombrosa constancia desde 1936”.

El periodismo de Chiapas, como el español de la posguerra inmediata, con las benditas excepciones, es un periodismo de silencio de la verdad y de difusión de las consignas impuestas por la administración sabinista.

La única forma de amordazar al pueblo (no de engañarlo) es silenciar a los medios de expresión y reducirlos a un papel poco influyente del que el pueblo, lenta pero seguramente reacciona, reniega.

Pero al gobierno no le interesa tanto la defensa de su credibilidad como mantener la desinformación. Como antes en España, en Chiapas el régimen de las “consignas” es exhaustivo.


No sólo se envían para su publicación obligada editoriales a los directores de los rotativos, sino que incluso se les suele indicar la ilustración que corresponde y su lugar en las páginas de cada diario.

Cito un párrafo de Alcalde, que nos ayuda a dimensionar, a lamentar en justa medida el brinco hacia el pasado que el Sabinismo representa en demérito y perjuicio de un pueblo entero, del gobierno mismo:

Basta dar un sucinto repaso de las hemerotecas para calibrar con toda su trascendencia la grisura y monotonía a que fue sometida la prensa. Basta echar una ojeada a los principales periódicos para comprender el alcance de la censura y las “consignas” obligadas.

No hay día en que todos los periódicos, en una forma u otra, por uno u otro motivo no se vean obligados a introducir la fotografía del SEÑOR en sus páginas. Los actos oficiales son inevitablemente información de primera (segunda, tercera y cuarta) plana y las inauguraciones de los eventos más triviales el pan de cada día.

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