El Señor de los Linotipos
El Señor de los Linotipos
Don Alfonso Toledo Hernández: formador, fotograbador y prensista reconocido a nivel estatal
Don Alfonso Toledo Hernández: formador, fotograbador y prensista reconocido a nivel estatal
Autor: Ariel Grajales Rodas
Director del Semanario Perfiles
Villaflores, Chiapas; Verano del 2007.- Su trabajo como formador y prensista en máquinas de linotipos, le dio la pauta para fundar en Villaflores, el periódico El Dictamen, cuya presencia en la vida política y social marcó el inicio de una generación de periodistas en la Frailesca. Apasionado de su trabajo y de la vida, se describe, Don Alfonso Toledo Hernández, quien por cuarenta años fue el amo y señor de la llamada prensa caliente.
El problema renal por el que atraviesa y la diálisis que porta en su cuerpo derivado de la diabetes mellitus no impiden a uno de los precursores del periodismo en la zona hablar de su vida, impregnada por el olor a tinta de la llamada prensa caliente, antecesora del offset.
Postrado en un sillón, a sus 68 años de edad, recuerda los últimos 40 años que trabajó como formador y prensista en El Heraldo de Chiapas y en otros medios impresos que siempre le solicitaban sus servicios profesionales para dar vida a los periódicos chiapanecos que se editaban en la capital.
Nacido en el barrio de Guadalupe el 21 de marzo de 1938, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, para él, el viaje fugaz por el tiempo le atrajo recuerdos adormecidos en su mente que le arrancaron algunas sonrisas al calor de la charla.
La enfermedad que padece parece extinguirse, cuando Don Alfonso, relata las vicisitudes que pasó cuando tenía que arreglar las pesadas máquinas de linotipos “que se descomponían mucho”, pero siempre salía victorioso pues de inmediato detectaba las pieza que se descomponían nomás al escuchar el sonido de estas, “salí bueno para la mecánica”, dice mientras deja escapar su risa.
Infancia impresa en los talleres
Cuenta que a los 11 años un cuñado suyo lo metió de ayudante en el periódico capitalino El Heraldo de Chiapas, donde aprendió el oficio de formador, prensista, fotograbador electrónico y especialista en colores.
Padre de 19 hijos, recuerda que al menos dos de sus vástagos aprendieron también el oficio y que hacían competencia entre ellos para ver quien realizaba mejor el trabajo.
Trae a la memoria su paso también por los periódicos de aquella época -algunos todavía siguen vigentes- como La Voz del Sureste, El Día (hoy Diario de Chiapas), El Planeta, El Ahuizote, Novedades de Chiapas, El Debate, ES, Cuarto Poder, entre otros.
Nostálgico dice que por el avance de la tecnología cayó en desuso la prensa caliente para dar paso al sistema offset, el cual no aprendió debido a que éste llegó en los últimos años de su vida productiva y el cansancio ya era muy evidente por los desvelos de tantos años.
Nace El Dictamen
En 1974, nació El Dictamen –no recuerda la fecha exacta- pero si el nombre del patrocinador: Constancio Beltrán Ruiz, quien financió en sus inicios la edición del periódico cuya circulación tardó 20 años estando él al frente como director.
Casado actualmente con la Señora María Teresa Urbina de los Santos, con quien procreó nueve hijos, recuerda que tras la fundación de El Dictamen tuvo que redoblar esfuerzos pues aparte de trabajar en la capital como especialista en linotipo, venía a Villaflores a dejar el periódico que él editaba en aquella ciudad.
Dice que era un tabloide de cuatro páginas que empezó a circular, al principio, dos veces a la semana; después tres veces a la semana y luego un día si y otro no y al final salía diario lo que fue aumentando el número de páginas de 4 a 6 y de 6 a 12.
“El Difamen”, se consolida
En tono chusco, comenta que la línea del periódico era plural e independiente y que por sus críticas severas a funcionarios y políticos se ganó el mote entre estos como “El Difamen”. “Era combativo, sin miedo”, subraya, mientras se carcajea.
Julio Archila Gómez, Hubenay N. Chiu, Pastor Pereda López, Manuel Acuña Cortazar, Orbelín Gamboa Cárcamo, Luis Neria, María de Lourdes López Moreno y Rafael Nucamendi Chiu, fueron algunos de los colaboradores o subdirectores en los 20 años de circulación, evoca.
Lo que inicia, termina
Pesaroso, comenta que el trabajo que realizaba en la capital del estado en varios periódicos le impidió continuar con la edición de El Dictamen por lo que tuvo que suspenderlo.
Aquí, hace un paréntesis para recordar a los principales voceadores que tuvo su periódico como Graciano Guzmán “chanito” (q.e.p.d) y Carlos Zebadúa “carlitos”, ambos discapacitados; el primero cojeaba de una pierna y el segundo es invidente.
Dice que “carlitos” como es ciego, pedía que le leyeran varias veces las principales notas para que las retuviera en su mente y después las gritara en las calles y avenidas de Villaflores.
“Lea el periódico de hoy”, era el preámbulo de éste para gritar las noticias.
A sus 68 años y resintiendo los estragos de la “azucar” (diabetes) Don Alfonso, dice estar satisfecho por el legado de trabajo que heredó a sus hijos; trabajo-agrega- al que se entregó con pasión y esmero y además no tiene nada que reclamarle a la vida pues también cristalizó su proyecto de El Dictamen con quien probó los sinsabores y glorias del periodismo.
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