EL PERIODISMO EN CHIAPAS

Este es una bitácora exclusivamente para textos relacionados con la historia del periodismo en Chiapas. Para exhibir los aciertos y desaciertos, dislates, cosas chuscas y otros detalles que reflejen la idiosincrasia del periodismo chiapaneco. Tantas cosas y situaciones que veo y leo que no quiero que se pierdan en el tiempo, quiero documentarlo y compartirlo. Advierto que para nada pretendo congratularme u ofender a persona alguna.

martes, octubre 02, 2007

De columnista a columnista

La directora de el Expreso Chiapas, Leticia Hernández Montoya, me ha remitido por correo electrónico esta carta del señor Miguel González Alonso para el señor Arcadio Acevedo, supongo que para subirlo al blog. Le agradezco de antemano, y sino es así que me reclamé para quitarlo.

Amigo Arcadio:

Preocupa que el asunto haya tomado dimensiones que lesionan la amistad que, entiendo, había existido durante años con tu directora, doña Lety Hernández.

Me encantaría que pronto este diferendo encuentre una solución favorable y generosa para ambas partes y de esa manera deje de ser el enjuague de las "ropas" que debieron siempre de "lavarse en casa".

Lo digo porque entre amigos y enemigos, interesados por el morbo de nuevas líneas que discrepen, o entre simples lectores (quienes desde el inicio hasta el final son los más importantes), se pueden hacer más profundas las heridas... y en una de éstas, pueden surgir otras nuevas.

Miguelón

P.D. Si no me tomas a mal una opinión -que nunca pretenderá ser consejo- creo que un columnista debe de tener como referencia para desempeñar su trabajo, siempre, dos factores fundamentales: La nota principal del su periódico (mal llamada ahora "la de ocho columnas) y el mensaje editorial. Si tus juicios han estado entre esas dos barreras; en esa frecuencia, nada habrá de preocuparte. De otra forma, quizá, valga la pena hacer una profunda evaluación, previo al enjuiciamiento, de los demás y su actitud.

Como de nada sirve verter una opinión sin dar ideas, por eso, este mensaje, cubre el requisito sugiriéndote como alternativa de solución, para que todos podamos de manera cotidiana leer tus ingeniosas, agudas, mordaces y cáusticas columnas, la conveniencia de iniciar una publicación con todos los retos que ello implica.

Tal vez quieras atajar mi planteamiento bajo el argumento aquél de "con qué ojos divino tuerto". Es quizá en ese instante en dónde comiences a entender a otras voces, como lo sugiere el proverbio chino: "métete en los zapatos de tu vecino y sabrás de dónde aprietan".

He seguido tu caso que se ha hecho público, por ello opino (a pesar de que me confundo en el limbo; en la duda, de no saber si soy tu amigo o conocido, cuando me refieres en tu carta a la directora de Expreso).

Por último mi muy estimado y reconocido artista (en las letras y los trazos de pintura (Te recuerdo que en el comedor de la casa de interés social que rento –aunque hay quines me consideran "nuevo rico" siempre presumo el cuadro del búho que me obsequiaste) no resisto la tentación de sugerirte -de manera respetuosa- que no te desanimes por el mal momento, pero que tampoco te permitas el lujo de creer tantas notas de solidaridad que suelen llegar en momentos como el que vives.

Si los citas a una comida ahí estarán… pero no te hagas la ilusión de verlos –a todos- rodeándote en una arenga. Estarán, si acaso, mientras les acercan una sombrilla para que no les pegue el sol (Recuerda el 7 de junio del 2000 en la Plaza de la Libertad).


Analiza -para que no te engañes- cuántos de esos correos y llamadas -mayoritariamente hechas por periodistas- han sido para ofrecerte espacio en un periódico, que es lo que necesitas, más que palmadas en la espalda. Con una de esas, pero efectiva, se acabaría el problema… Estarás de acuerdo.

Saludos.
MINIFALDAS
ARCADIO ACEVEDO
02 DE OCTUBRE DEL 2007.


1. Dedicatoria cordial
A San Caralampito que ya me hizo el milagro.

2. Estruendoso secreto
Por costumbre, Miguel González Alonso y yo intercambiamos, nuestras respectivas columnas. Vía Internet. Días atrás me envió un correo que yo, despistadamente, creí carta privada. En consecuencia, le respondí en el mismo tono coloquial. Al final, le pedía no divulgara el contenido de mi texto.
Sin embargo, abrevando hoy de Amado Avendaño, digno y valiente hijo de su Amado padre, en el blog Periodismo en Chiapas, tropecé con la aludida “carta” de Miguelón (reenviada por Leticia Hernández). Decidí entonces que no tiene caso mantener mi respuesta escondida tras la puerta.

3. De columnista a columnista
Miguelón: Das pie con tu recado amistoso al intercambio sereno de opiniones entre los dos. Sin poses ni candilejas. Lo festejo. Divergencias ideológicas aparte -las tenemos y muchas-, te aprecio. Te respeto. No lo dudes.

Si te contase nombres y número de quienes me han enviado apoyos solidarios bajo el agua, condicionados al anonimato, te irías de espaldas, como me fui. Lo mismo puedo decir de las incitaciones a lanzar El Grito, con coreografía abundante de cámaras y reporteros. Pero tengo un filtro y, a veces, un olfato regular.

En los vericuetos del ilusionismo ya no soy señorito, digamos. Por ende, con escasos granos, extraviados en ese montón de paja, me quedo. En cambio, para asombro mío, sin que los haya invocado directamente, he recibido cartas de verdaderos íconos periodísticos “nacionales”, que ameritan, cada una, nicho aparte.

Miguelón: Basta observar las instantáneas cotidianas conque la vida nos instruye a diario –Pinochet, Echeverría, Herrán Salvati, Pablo Salazar, etc.- para no olvidar uno la volatilidad de la fortuna y de la humana fidelidad. Para no olvidar que, tarde o temprano, la verdad sale a flote.

Entiendo que en público debas comportarte conforme a tus actuales compromisos. Lamento, discúlpame la franqueza, que, aun en la discreción de la charla privada, me hables como si el fantasma de mi memoria y mi minúscula inteligencia estuvieran en huelga permanente.

Despejo nebulosas: En mi respuesta a la señora Hernández te referí en calidad de testigo y de líder gremial. Solamente. Comprendo el enojo de Lety, sí. No puedo aceptar impávido que mienta en defensa propia y en mi perjuicio. No. A estas avanzadas alturas del partido, más que a ella me quiero. Nada me preocupa tanto –ni la papa, te lo juro- como vivir el resto de mi existencia en sintonía con mis voces interiores.

Me resistí a empujar las cosas hasta donde (para fortuna o desgracia) han llegado. No deseaba enfrentar a los colegas, ni parecer ante los demás que buscaba algún rol protagónico en ésta kermés democrática. Me queda holgado el papel de juez. “Me viene guango”, dirían los puristas de La Rial.

Por todo lo anterior te pedí, en su oportunidad, interceder ante Jacobo a fin de que morigerara su reacción desmesurada. No quería tratar a la intemperie el incidente con Lety, sabedor del previsible resultado.

“¿Qué trascendencia puede tener una pequeña voz discordante en medio de la gigantesca unanimidad? No soy Televisa, el periódico en el que trabajo no lo leemos ni los colaboradores”, te dije con parecidas palabras. “Estoy cansado de pelear contra el gobierno. Fueron seis años muy duros”, respondiste. Me sacaste el tapete de improviso de debajo de los pies. No me dejaste alternativa.

Dado el vuelco que tomaron las cosas, suena risible mi dicho, pero me preocupaba mantener al Expreso al margen. También te lo hice saber. Si San Caralampio me concediera la gracia de aparecer de la nada una grabación de aquella nuestra charla telefónica, lo recordarías. Lástima que ni tú ni yo creemos en los milagros, ¿verdad?

Miguel: Sé que en teoría la libertad de expresión no debería estar sujeta a ningún tipo de límites, salvo las leyes que la enmarcan. Sé que, en realidad, cuando alguien inerme, desnudo y descalzo en el desierto, enfrenta al monopolista de las pistolas, los palos y las zanahorias, combatirlo frontalmente es una temeridad, una estupidez. Sé que los buenos ganan cuando están mejor armados que los malos. Y viceversa. Sé que negociar no es cualidad privativa de los cobardes.

Lo saben varios de mis amigos, contra mis proclividades y convicciones mostré disposición a no referirme críticamente al gobernador ni a su familia, por ejemplo. En correspondencia, no me pondrían a cada rato en la picota por externar mi opinión en el resto de temas o sobre el resto de funcionarios. A modo de respuesta apretaron tuercas. De respetar la lista de intocables tendría yo que empezar a aprender de nuevo el alfabeto. Y ahí sí, como dice La Coqui: Soy putito pero prefiero reventar de las ganas que ponerme en cuclillas para mear.

Finalmente: Sí me han hecho tres humildes y decorosas propuestas. Después de mi anunciado despido, quedo en una situación económica espeluznante, precaria de toda precariedad. Sin embargo, pensando en no repetir situaciones ingratas al depender de otros, probablemente optaré por un medio propio (dije medio propio, no propio a medias).

Se llamará Domingo 7. Blanco y negro. Semanario. Hasta hoy, con el bendito auxilio de mis amigos, he sumado 389 personas que se han comprometido a pagarlo cada semana. Se les entregará a domicilio. Confío en llegar a los 500 en el transcurso del mes. La línea será la misma que seguía en San Lunes: humor, cultura, columnas políticas y muchas caricaturas, hoy que dispongo de más tiempo. Y más ganas que nunca no quedarme callado, de no dejarme avasallar.

Con el remate de libros, tiliches domésticos, cuadros y coperachas, espero reunir los 30 mil pesos que vale la copiadora digital. Cuenta con disco duro de considerable capacidad, hace un montón de chistosadas. La impresión es magnífica. Con otra ventaja: sólo tiras los ejemplares que vas ocupando.

Confiando en tu caballerosidad para que el contenido de nuestro intercambio epistolar permanezca entre nosotros, concluyo este choro interminable. Salud.

4. Mensaje solidario
Mi querido amigo Arcadio Acevedo, Recuerda, que el apoyo incondicional de tu paisano está siempre vivo. La Asociación de Periodistas del Valle de Zamora, ASPEVAZA. Está al tanto de tu carta enviada al Gobernador del Estado de Chiapas. Dale duro, estamos contigo los Periodistas Zamoranos. Sergio Ceja (El Pregonero)

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