Carlos Ruiseñor merece un homenaje
Carlos Ruiseñor merece un homenaje. Un homenaje no por parte del poder, sino de sus colegas.
Carlos Ruiseñor es considerado uno de los pilares de ese periodismo que hoy hacemos.
Ruiseñor hizo un periodismo que quizá en los nuevos tiempos no entenderíamos o en parte no quisiéramos hacer, pero es su periodismo, el periodismo de la época, una forma muy sui generis y particular de entenderlo.
Queramos o no, personajes como Ruiseñor han hecho que podamos conocer y entender el periodismo chiapaneco. El no sólo documento la historia política y social a través de las noticia en muchos de los periódicos por los cuales transitó.
Ruiseñor documento la historia del periodismo. Y eso es muy importante. Tan importante como al obra de de Fernando Gamboa Castañón con su obra La imprensa y el Periodismo en Chiapas.
En “El precio de la noticia, crónica de medio siglo 1944-1994”, Ruiseñor nos ilustra ese periodismo que se fue pero pareciera que toda todavía sigue aquí enquistado.
Ruiseñor nos hace una amena descripción de lo que fue el periodismo gobierno tras gobiernos. Su paso, historia muy personal de ver y hacer el periodismo.
Ruiseñor fue un ser humano de carne y hueso y por ende con virtudes y defectos. Quizá no pueda ser considerado un héroe de la patria, un mártir de la libertad de expresión.
Quizá para muchos no merezca un homenaje, su nombre en una calle, su busto al lado de Belisario Domínguez. Pero quienes ejercemos y en verdad apreciamos el oficio que Ruiseñor ejerció, debemos rendirle un tributo a su legado.
Ruiseñor merece ser reconocido por su aporte al periodismo chiapaneco. Por eso considero que sus hijos deben abrir sus archivos y esculcar en ellos. Merece pues un homenaje de colegas a un colega que se fue.
Hay periodistas que viene y van. Pero Ruiseñor, para quienes conocen la historia del periodismo, no se ha ido, sigue acá tan vigente. Pues algunas de las anécdotas y otras imágenes reseñadas en su libro siguen siendo hoy situaciones cotidianas.
Carlos Ruiseñor es considerado uno de los pilares de ese periodismo que hoy hacemos.
Ruiseñor hizo un periodismo que quizá en los nuevos tiempos no entenderíamos o en parte no quisiéramos hacer, pero es su periodismo, el periodismo de la época, una forma muy sui generis y particular de entenderlo.
Queramos o no, personajes como Ruiseñor han hecho que podamos conocer y entender el periodismo chiapaneco. El no sólo documento la historia política y social a través de las noticia en muchos de los periódicos por los cuales transitó.
Ruiseñor documento la historia del periodismo. Y eso es muy importante. Tan importante como al obra de de Fernando Gamboa Castañón con su obra La imprensa y el Periodismo en Chiapas.
En “El precio de la noticia, crónica de medio siglo 1944-1994”, Ruiseñor nos ilustra ese periodismo que se fue pero pareciera que toda todavía sigue aquí enquistado.
Ruiseñor nos hace una amena descripción de lo que fue el periodismo gobierno tras gobiernos. Su paso, historia muy personal de ver y hacer el periodismo.
Ruiseñor fue un ser humano de carne y hueso y por ende con virtudes y defectos. Quizá no pueda ser considerado un héroe de la patria, un mártir de la libertad de expresión.
Quizá para muchos no merezca un homenaje, su nombre en una calle, su busto al lado de Belisario Domínguez. Pero quienes ejercemos y en verdad apreciamos el oficio que Ruiseñor ejerció, debemos rendirle un tributo a su legado.
Ruiseñor merece ser reconocido por su aporte al periodismo chiapaneco. Por eso considero que sus hijos deben abrir sus archivos y esculcar en ellos. Merece pues un homenaje de colegas a un colega que se fue.
Hay periodistas que viene y van. Pero Ruiseñor, para quienes conocen la historia del periodismo, no se ha ido, sigue acá tan vigente. Pues algunas de las anécdotas y otras imágenes reseñadas en su libro siguen siendo hoy situaciones cotidianas.
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