Carlos Ruiseñor: El precio de la vida periodística
Isaín Mandujano
Carlos Edmundo Ruiseñor Esquinca
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
20/XII/1920-25/I/2007
En 1944 fundó “El Faraón, la verdad en broma y en serio”.
Carlos Edmundo Ruiseñor Esquinca
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
20/XII/1920-25/I/2007
En 1944 fundó “El Faraón, la verdad en broma y en serio”.
“Había de dominar el periodismo de finales de los cuarentas a los ochentas, y que había de implantar sus propias virtudes y vicios a la profesión”, dice el doctor Sarelly Martínez Mendoza en su libro La Prensa Maniatada.
Fue fundador y director de los periódicos El Heraldo de Chiapas, Diario de Chiapas y La Tribuna. Director del periódico Número Uno. Todos estos en Tuxtla. Fue también director del Diario del Sur en Tapachula.
En Oaxaca fue director del “Nuevo Diario”. En Matamoros, Tamaulipas, fue director de El Regional y El Mañana. En la Ciudad de México fue reportero de los diarios Zócalo y Ovaciones. Colaborador del Novedades y El Nacional. Redactor de la revista Impacto.
En la Ciudad de México fue también jefe del departamento de relaciones públicas del ISSSTE. En Chiapas fue dos veces director de información y prensa del gobierno del estado. Secretario de información y prensa en tres ocasiones del PRI en Chiapas. Fue diputado local por le PRI en la L Legislatura, 1967-1970.
Fue Premio Estatal de Periodismo en 1983. En 1988 se le entregó un reconocimiento como miembro de la generación del Ateneo de ciencias y Artes de Chiapas; en 1992 la Asociación de Redactores y Reporteros Prensa Chiapas (Arreprech) le entregó un reconocimiento al mérito periodístico. En 1994 se le hace entrega de un reconocimiento por 50 años de vida en el periodismo.
Fundó y dirigió el noticiero cinematográfico en 35 milímetros, “Imágenes Chiapanecas”. Desde 199, una enfermedad en los ojos hizo que fuera perdiendo la posibilidad de ver las imágenes cotidianas que grabó con su cámara y que plasmó con su pluma.
Ruiseñor Esquinca, escribió no solo la noticia, sino también la historia y los vericuetos del periodismo de su época. Además de documentarlo en sus opiniones en los diarios, escribió un libro El precio de la noticia, Crónica de medio siglo 1944-1994 (Tuxtla Gtz, 1994).
En su primer diario El Faraón, escribió sobre los caciques-empresarios o caciques-políticos que ejercían un control más cercano sobre los periódicos, de tal manera que si alguien criticaba al gobernador, había incondicionales dispuestos a cobrar la afrenta, sin que tuvieran que gastar muchos pasos para encontrarse con el periodista rebelde.
Que si un político fulano hace negocios turbios o se descara y comete tropelías, como es lo natural y desacata a las autoridades y arma una balacera (como también es natural) inmediatamente la prensa (del Distrito Federal) lo desnuda públicamente, en cambio en la provincia, eso es una utopía.
Es necesario, pues, crear en las provincias una prensa independiente, fuerte y animosa y que represente genuinamente los intereses de los habitantes de esas ínsulas llamados estados. El progreso de nuestro México así lo exige, lo exige la campaña de alfabetización, lo exige nuestro propio prestigio de líderes continentales. ¿Qué sucederá cuando los países latinoamericanos que nos toman de guía y de ejemplo, se den cuenta del marasmo en que vivimos; de la opresión de la noche de incultura y falta de civismo que padecemos? Hay que sanear moralmente a la patria, es muy pestilente ya la putrefacción de sus detractores y detentadores, hay que poner un hasta aquí, y empujar por la ruta del progreso y de la moralidad dentro del marco de la democracia. Esa es la acción de la prensa, y esa acción hasta ahora no la han sentido y asimilado más allá de la ciudad de México, y algunos estados norteños; hay que hacer llegar su acción a todos los ámbitos sedientos, de este territorio tan bello y tan grande que se llama México. (El Faraón, 26 de noviembre de 1944).
El académico de la UNACHe historiador de la prensa en Chiapas, Sarelly Martínez señala en su libro que lo que dice Carlos Ruiseñor Esquinca es una verdad irrefutable: En Chiapas y en México fue prácticamente imposible desarrollar durante estos años el ejercicio de un periodismo independiente. El sistema político mexicano había copado todas las actividades de la sociedad mexicana, aglutinándolas en diferentes sectores acríticos y complacientes.
La prensa no se mantuvo al margen y ocupó, hasta con orgullo, su papel de homogeneizadora del pueblo y defensora de los intereses del gobierno federal y estatal. La prensa local jugó un papel uniformador, “marcando el pulso de los días y ayudando a construir una imagen más acorde con las necesidades de la ‘unidad nacional’ promovida entonces por el gobierno federal, entreverándose también con los complicados intereses de los grupos de poder”.
En 1944, el gobernador Juan María Esponda instruyó a un juez para que girara una orden de aprehensión en contra de Carlos Ruiseñor Esquinca, director de El Faraón, quien tuvo que refugiarse en la ciudad de México.
La causa del enojo de Esponda era una nimiedad, como lo comenta el propio Ruiseñor Esquinca en su libro El precio de la noticia: “La antipatía que sentía en mi contra surgió durante la visita que realizó al Museo Regional don Jaime Torres Bodet, secretario de Educación Pública, a quien entrevisté al recorrer el salón acompañado por Esponda y otros funcionarios; al acercarme libreta en mano al gran poeta y escritor mexicano, quiso detenerme (Esponda) con una mueca hosca que fue diluida por la cortesía de Torres Bodet, quien me tendió la mano y con palabras cordiales me instó a acercarme y dialogar con él”.
Carlos Ruiseñor Esquinca introdujo la tira cómica en los periódicos chiapanecos, primero en el Diario de Chiapas, donde publicó en 1955, Medio Litro de Valdiosera Jr., y después en La Tribuna, donde dio espacios a Don Cayetano, Gorgorio, La Secretaria Queda, Bembolín. Estas tiras eran proporcionadas por México Press Service, una agencia que también enviaba crucigramas a los lectores de La Tribuna.
Sus últimos años, Ruiseñor Esquinca vivió pensionado gracias al Premio Chiapas que le dio el entonces gobernador Roberto Albores Guillén.
Carlos ruiseñor Esquinca ha muerto.
Carlos ruiseñor Esquinca ha muerto.
Fuente de Consulta: El Precio de la Noticia de Carlos Ruiseñor y La Prensa Maniatada de Sarelly Martínez Mendoza.
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