SABIA VIRTUD
José Reveles
Me siento sumamente halagado por la invitación que me hizo esta familia de obstinados de la palabra, de tercos irredentos en darle voz a los sin voz... para participar en una celebración cómplice (¿es que hay de otras?)... en este festejo de cuates, de compañeros en las buenas y en las malas, algunos testigos de las luchas de entonces, las de hace tres décadas, y otros incorporados al quehacer informativo hace menos años, pero con una intensidad, un hambre de verdad y un compromiso que alumbra y deslumbra.
Primero quiero pedir un acto de fe...((Bueno, lo cierto es que cada texto que pergeñamos, cada rollo radiofónico que expulsamos de nuestro ronco pecho, cada exhibición televisiva que arriesgamos quiere convocar esa fe, esa credibilidad extraviada))...
Pero como es un festejo cómplice y entre gitanos no nos leemos la mano ni entre periodistas nos dedicamos a comulgar con ruedas de molino, debo confesar que pensaba iniciar esta conversación exhibiendo un ejemplar insólito, o al menos eso me parecía hace un par de semanas: El Diario de México -aunque lo duden, todavía circula por allí este mamotreto que seguramente todavía le sirve a Federico Bracamontes para extorsionar o para engañar a funcionarios de gobierno y sacarles dinero- en su primera plana publicó a ocho columnas que el Parlamento Europeo aplaudía a México por su voluntad política y por los avances en sus investigaciones sobre la matanza de Acteal...
Mientras, el resto de la prensa destacaba precisamente la crítica implacable y el reclamo de los europeos al gobierno mexicano por la lentitud y poca profundidad en sus pesquisas.
Lo primero que me vino a la mente fue que estábamos igual que en 1968: una prensa que es capaz de decir exactamente lo contrario a la verdad...
Lo primero que me vino a la mente fue que estábamos igual que en 1968: una prensa que es capaz de decir exactamente lo contrario a la verdad...
Era como ver los encabezados del 3 de octubre de 1968, tras la masacre de Tlatelolco: el ejército -según todos los diarios, excepto aquel EXCELSIOR que recién comenzaba a dirigir Julio Scherer García- tuvo que responder, tuvo que reprimir una provocación de grupos armados; era la única forma de cortar de tajo la conjura...
Un cambio, que para muchos ahora parecería sólo de matiz, hace pasar ese encabezado a la historia: los militares tuvieron qué responder a una multitud agresiva, según todos los medios perfectamente controlados por el gobierno... bastó decir que el ejército reprimió al mitin estudiantil... (anécdota de EL DIA, con Rodolfo Rojas Zea, el periódico que solían leer los estudiantes...)
El acto de fe que yo les solicitaba tiene qué ver con que se me extravió el ejemplar de El Diario de México que iba a exhibir como prueba de que algunas publicaciones no han cambiado nada en 30 años...
Pero la verdad es que esta preocupación resulta innecesaria... Muy pronto la realidad nos colocó nítidamente ante los ojos que los coletazos del autoritarismo y de las mentiras pública y cínicamente sostenidas siguen siendo parte de nuestra cotidianidad...
Luis Echeverría Alvarez protagonizó un acto de obscenidad política en el que tuvo de comparsas a diputados federales que parece que ya perdieron la oportunidad de dignificar al poder legislativo...
Siete meses después de la borrachera de julio de 1997, ¿quién se acuerda ahora del bloque opositor, del Grupo de los 4, que según toda la propaganda que los mismos periodistas nos encargamos de alimentar estaba sepultando al PRI y era tan poderoso que podría llevar a la ingobernabilidad, al oponerse a las iniciativas e invasión del Ejecutivo?..
Eso ya pasó a la historía. Ahora está solamente el "G-2", la vuelta al PRI-PAN que saca adelante en el país las salidas más cavernarias a los problemas sociales... No importa si estas nuevas concertacesiones ahora se disfracen con posturas aparentemente irreconciliables en algún conflicto estatal, tipo Puebla, tipo Manuel Bartlett, donde los panistas quieren volver a ahuejotzingar...
Pero volvamos al punto de inicio...
Renato Leduc fue el poeta profeta que parece haber cantado, sin saberlo y por supuesto entonces sin premeditarlo, a las virtudes de Tiempo de San Cristóbal...
Esa "sabia Virtud de conocer el tiempo" nació justamente en 1968, cuando en la pomposamente llamada prensa nacional se daban simultáneamente los peores vicios del servilismo, de la identificación entre el status autoritario y los intereses empresariales de un periodismo que ni cosquillas sentía cuando a sus puertas tocaban los movimientos sociales...
En las antípodas de la prensa comercial "nacional" nacía TIEMPO....
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