Los medios y la libertad de expresión en Chiapas: René Delios
No recuerdo la fecha (creo que fue en el 2004 o 2005). René Delios publico este análísis de la prensa y la libertad de expresión en Chiapas en su columna Tubo de Ensayo. Cuando acostumbraba a boletinarla con sus amigos la vi, la leí y la guardé y hoy la comparto con ustedes.
TUBO DE ENSAYO
*Advertencia
René Delios
La libertad de expresión es inherente al pensamiento libertario; es más que un derecho constitucional: es el ámbito universal que garantiza la generación y proyección del conocimiento y éste solo se puede lograr con la difusión de sus contenidos, de la información.
No se descubre el hilo negro con la idea anterior, pero sí se hace necesario decir que también, que a nombre de la libertad de expresión se han cometido muchos abusos y que hoy se explota más por el morbo como instrumento de venta al público, que con la idea mayúscula de informarlo.
Por eso se cuestiona el exceso del morbo informativo, como la desinformación o la información a modo por parte de medio o de las autoridades, todo con la finalidad ulterior de justificar posiciones o políticas injustificables.
Es pues que se debe cuestionar la mentira y la desinformación en los medios, y más en Chiapas, en dónde el ocultamiento de su realidad durante décadas negras, permitió el desplazamiento social, la marginación, el desvío de recursos, el tráfico bárbaro de influencias, la impunidad, el caciquismo, la ejecución extrajudicial, los presos políticos y los presos de conciencia, el autoritarismo gubernamental, el corporativismo y el clientelismo, mientras la miseria se acumulaba y acuñaba una inconformidad hoy expresada en la generación de más de seiscientas organizaciones –que da para otro tema- y en el EZLN mismo.
Por eso será siempre buena onda que la realidad aflore en los medios informativos, porque a final de cuentas, para todo gobierno democrático, siempre será más saludable conocer las torceduras en sus programas o en sus funcionarios, que descubrir tardíamente la corrupción.
Ahí está el caso tremendo del subsecretario de salud de Fox, escandalera que va a crecer con los días y que más que un duro golpe a su gobierno, le servirá para sanear otras vainas que, la misma comunidad le ha señalado, como el asunto del IPAB y por ende, el Fobaproa.
Es un asunto de decisión y, desde luego, de encontrar la manera política de capitalizarlo para lo que oficialmente se niega, pero que en la realidad se practicas –por todo el país-, como lo es el culto a la imagen.
Regresando al rancho, en el medio periodístico chiapaneco, hoy en profesionalización, las cosas se han dificultado porque contamos con medios pobres mientras sus directivos son empresarios ricos. Aterrizando en uno, en su mayoría los medios impresos utilizan la información a modo de los empresarios o directivos de éstos para lucrar economica o políticamente, según intereses.
En ese tenor, los periodistas somos los que redactamos la historia, pero no nos beneficiamos de ésta como se cree, pero debido a la autoría somos los inmediatamente señalados por la comunidad o los funcionarios actuales, como los causantes de los enredos del cuento chiapaneco, cuando eso no es cierto.
No son los periodistas sino los directivos los que han jodido éste oficio en la entidad y, en esto, no me refiero a los medios más jóvenes, sino a los que fueron a mediados del XX y crecieron en ese ámbito en el último tercio del siglo.
Por eso digo que no le pueden llamar periodista ni a Conrado y ni a Toledo, como tampoco a Figueroa, aun sean directores de sus medios, y a un buen de dueños de otros que no saben ni preguntar, mucho menos redactar.
Con suerte saben responder.
Han utilizado, eso sí, a los periodistas, conducido a modo la información, primo, como lo hacen en algunos medios locales diferenciados con Pablo Salazar, e incluso el gobierno mismo, al publicitar sus políticas.
Pero pese a ello, los reporteros en medios adversos al gobierno del estado, son vistos de reojo, por la marcada tendencia que presentan de buscarle el morbo a la información, destacando al máximo las minucias, para hacer creer a sus lectores –y he aquí lo sucio, lo amarillista, el abuso del ejercicio periodístico-, que la entidad está al borde del caos cuando eso no es cierto.
Y desde luego que hablo del Cuarto Poder.
Pero los reporteros vanguardistas, los que antes buscaba la izquierda para decir sus verdades, hoy son vistos también de reojo. El cuestionamiento que antes se consideraba de valiente periodismo, ahora es altanero ante un gobierno democrático.
Es el mismo, digo yo.
¿Qué pues?
En el amarillismo, lo que es menor, decía, se magnifica como una bomba social o se destaca como represión gubernamental, y en medio de eso, el institucionalismo actual se contrae, como si todos los periodistas fuéramos lo mismo, en vez de exponer ante y entre ese periodismo de vanguardia, la realidad por muy severos que sean los cuestionamientos de éstos.
Digo
El exceso en el celo institucional a raíz de esa bronca con el Cuarto Poder, además del cierre no solo del gasto para el culto a la imagen, sino también de entrevistas directas bajo audiencia, por parte los mismos funcionarios –a los que no dejan hacer política- especialmente los de origen de izquierda o del sector empresarial, origina también que un buen de periodistas hierre y seamos vistos como la corrupción y la ignorancia andando.
Ciertamente y ante las necesidades, la petición de “peines a destajo” en los bajos del congreso del estado, no habla muy bien del gremio y en éste ínter políticos y funcionarios de todos los sectores e ideologías “aprecian” igual a los “veinteros” que a los periodistas dizque “intelectuales”.
Pero reitero que, en el intríngulis de intereses de todo tipo, se han gastado más en políticas populistas –como eso de explotar el indigenismo, que merece también un ¡Ya basta!- y políticas a modo, que en la “sangría” de los periodistas.
Y ahí está el congreso del estado y el asunto agrio de la CRI y, todavía falta el costo para el desarrollo optimo de la agenda legislativa.
A los periodistas, en serio, solo nos han dado –porque no escupo para arriba- miserias. Los que se han enriquecido son los empresarios de medios, no los medios, los más paupérrimos.
Es por eso que en su mayoría, ni sueldo profesional y ni prestigio.
En la entidad existe la costumbre de que la línea del periódico o más bien, la del director, se impone con mucho por sobre el prestigio de sus periodistas cuando, ese éste prestigio el que da calidad al medio impreso. Pero ese criterio no ha llegado a Chiapas, menos ahora en que está roto el intercambio de criterios entre medios y gobierno.
Lo otro es que la ausencia de la investigación periodística es lamentable. No necesitarían en “ése” y otros medios ser tan amarillistas, me cae, pues ese mismo trabajo de investigación daría el prestigio necesario para hacer creíble la labor periodística del periodista en ese medio.
Quiero decir ese trabajo de investigación que generaría competencia entre los medios impresos y, los reporteros buscarían de siempre “la de ocho” en exclusiva, y no como ahora que se trafican las notas informativas, en una clara falta de profesionalismo, que igual deriva de que, al no generar información los funcionarios del estado –no precisamente el gobierno y sus boletines que son criterios a modo-, pues no hay información generada a partir de la visión social y política del periodista que es, en cierto sentido, el transmisor de las preguntas del pueblo a políticos y funcionarios.
Es decir que, los que se disocian en ese sentido con el sentir popular son las autoridades y en eso, allá ellos.
La realidad de piedras de una entidad en alto rezago, da para años, y advierte en corto, que no va alcanzar éste y el otro sexenio para salir de éstos. Quiero decir que los triunfalismos ni al caso, pero tampoco los amarillismos que no cuentan con la información precisa, pues se cae en lo subjetivo: lo objetivo lo expone la investigación periodística, costosa, cierto, pero vende, como se vendía y un chingo en el Proceso de Julio Scherer.
Digo.
Claro que en la aldea no hay un Scherer, ni el ámbito que lo permita, pues es muy pobre, y no me refiero a recursos económicos, sino a la cuestión política, tan llanera, tan trémula, tan nimia.
Tan corrupta y entreguista a la vez, temerosa de democratizarse por no perder los beneficios que le quedan, afianzada a un esquema caciquil cuya raíz torcida data del XIX, y que se estancó, como el desarrollo del estado, durante todo el siglo pasado.
Un siglo ido lentamente y lleno de intríngulis que dieron origen a lo que hoy se padece, y en el cual los directivos de los medios informativos guardaron el más ignominioso de los silencios en la idea unilateral de enriquecerse, aun el dolor de millones de chiapanecos.
¿Es o no un caciquismo y a la vez un encasillamiento político, que necesariamente tiene que terminar?
Sin embargo, anquilosado, aun la criatura se defiende, desde luego, con todos sus tentáculos, ya virulento, ya avasallador, y sus estertores son reaccionarios en extremo a través de sus ásperos cotos de poder que, con honor a la verdad, subsisten pese a los esfuerzos de los operadores de palacio: el congreso del estado es el último escaño de poder de ese embrión caciquil.
Por eso debemos decir no al ocultamiento de la verdad en aras de políticas reduccionistas, de achique, porque no hay nada superior que el conocimiento, derivado del derecho a la información, pues solo a través de ésta se puede aspirar al desarrollo.
Decir lo contrario, a modo, no llevará a ninguna parte a nadie, y menos a un Chiapas tan resentido.
Envío
¡Larráinzar; cumplimiento y paz!
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal