EL PERIODISMO EN CHIAPAS

Este es una bitácora exclusivamente para textos relacionados con la historia del periodismo en Chiapas. Para exhibir los aciertos y desaciertos, dislates, cosas chuscas y otros detalles que reflejen la idiosincrasia del periodismo chiapaneco. Tantas cosas y situaciones que veo y leo que no quiero que se pierdan en el tiempo, quiero documentarlo y compartirlo. Advierto que para nada pretendo congratularme u ofender a persona alguna.

martes, septiembre 18, 2007

Valls ganó: Columnistas

Minifaldas
Arcadio Acevedo

1. Dedicatoria cordial
A los payasos, porque nos hacen llorar a carcajadas. Y diche uno, y diche dos...

2. El bate
Como si me supieran becado por Bayardo Robles en el GINSENG (Glorioso Instituto Nominal de la Senectud Gandaya), o jubilado a sus costillas con gorda pensión, el sábado pasado me despertó un mariachi de llamadas telefónicas.
Unas eran de burla; “Según todos los diarios, Jaime acabó de enterrar a Bayardo en el debate”, me informaron. Por idéntica razón, otros me expresaban su solidaridad “sincera”. A éstos agradecí su “angustia” por mi futuro mediato. A los otros prometí invitarles, en cuanto llovizne paga en mi agostada milpa, por lo menos una ronda de letanías. O una cuarentena de rosarios para restañar las heridas de la cotidiana crucifixión.
En mi fuero interno, sinceramente también, a unos y a otros los mandé al carajo. En primer término, porque ocupado en el ensayo general etílico-independentista (en mi debote, pues) le regateé tiempo al debate. En segundo, porque ellos y yo sabemos que las ocho columnas de los diarios son como los pericos del cantinero: repiten el estribillo que les ordena el patrón.

3. El embate
Me entró la comezón por conocer el contenido del debate, después de la lectura habitual de ciertos columnistas locales, a quienes he tenido por reflexivos y enterados. De quienes abrevo para aprender. Parecían coincidir, como el águila-sol de las monedas, con la sentencia dictada por los diarios.
No deseando pecar de ateo, pedí a un amigo me proporcionara una copia del mentado debate. Lo observé y lo escuché íntegro. Sin ediciones. Estuve atento a la letra y música, al contenido de las exposiciones, de las preguntas y respuestas de los candidatos. Observé con detenimiento sus gestos, sus desplantes. A cada acción corresponde una reacción.


4. Alguien se perdió en el circo
Los columnistas citados, de criterios muy similares entre sí (supongo que estudiaron en la misma alma mater o leen en la misma Biblia) otorgaban a Jaime Valls (PRD y rémoras) el primer sitio, el segundo a José Rubén Cruz (PASDC), el tercero a Bayardo Robles (PRI) y el último a César Bernardino Serrano (PAN).
En apartado conciliábulo conmigo mismo (soy la mar de discreto, comadre) llegué a la siguiente conclusión: Deben tener defectos mis anteojos para vista cansada, adquiridos en la fayuca, pues lo que los politólogos expertos miraron color de rosa, yo lo miré gris, tirando a oscuro luctuoso.


5. Los liones y sus condiciones
En la pista sólo percibieron mis destartalados sentidos –iletrados, burriciegos por decisión propia- tres candidatos: Bayardo, César Bernardino y Jaime. En ese orden. Y un porro, con aspecto, colmillos y cultura suficientes para interpretar papeles más dignos: José Rubén.
Todos, en sus respectiva intervención inicial, se declararon esposos fieles y padres devotos. Todos hicieron alusión a la misma comunidad con su misma añeja problemática, con casi idénticas palabras.
La diferencia estribó, si he de hacer caso a mis oídos, tapiados a fuerza de escuchar el eco del mismo discurso durante décadas, en la fuerza y credibilidad que cada aspirante supo y pudo imprimirle, de cara al elector.

6. Presentación en sociedad
Quemaron unos la pólvora destinada a los juegos de artificio, en infiernitos. César Bernardino, apelando al mentiroso recurso de las verdades a medias, se dijo amasado en Tuxtla. Como si habiendo cumplido sobradamente el requisito legal de la residencia ese detalle importara algo más que un cacahuate. José Rubén, tacleador designado, con aires de quien descubre la pestilencia de los inodoros públicos (y privados), precisó que ese bolillo lo habían terminado de hornear en el municipio de Villaflores.
Bayardo pronunció entonces la única irrebatible de sus afirmaciones: nacer tuxtleco, ser tuxtleco, vivir en Tuxtla lo que de existencia lleva. En respuesta, Jaime se metió bajo las faldas del sentimentalismo familiar para justificar su desarraigo, su prolongado exilio del terruño y su distanciamiento de la gente que lo habita. Dicho sea esto, con respeto, sin ánimo de restarle veracidad ni gravedad a sus motivos, por muchos conocidos. Se reprueba aquí su oportunismo mediático, político.
Probablemente, con ese petardo consiguió conmover media docena de corazones maternales. Seguramente, con ello dejó en el telespectador una certeza: lo que el arraigo en el terruño non da, la trituradora gubernamental non presta.
Seguiremos intentando desfacer las bolas del engrudo mañana, Dios mediante.

7. Preguntonta
Este debate es el único que, de acuerdo a la agenda proporcionada por el IEE, no fue transmitido ni por la televisión ni por la radio oficiales. ¿Por qué? Temían de antemano el resultado. Quizás.

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