Cuarto Poder: El cumpleaños de la profesora...

FIESTA
El cumpleaños de la profesora María Morales nos reunió en torno de don Conrado.

4o. Poder, bella familia

Avisaín Alegría CP. La familia Cuarto Poder se reunió la noche del pasado miércoles 30 de mayo. El cumpleaños de la profesora María Morales fue el pretexto. Así lo dijo ella en su discurso. Así lo asentó 24 horas antes su hijo Conrado, cuando personalmente invitó a cada trabajador. Mi madre quiere convivir con todos ustedes; la fecha de su cumpleaños sólo es un pretexto, subrayó.

Antes la reunión anual era con motivo de la posada decembrina. Esa noche, más de uno sintió que era diciembre. El calor ambiental nos recordó que era mayo. El calor humano nos ubicó en la realidad: era el cumpleaños de la profesora María y un homenaje más para don Conrado. Los discursos, aplausos, recuerdos, canciones... todo giró en torno a él.

A las 10 de la noche estaba reunida casi toda la familia, faltaban muy pocos, entre ellos el director Francisco Barbosa, la jefa de Producción Marcia Vázquez y el ingeniero Pedro Márquez, que se encargan de cerrar la edición. Don Paquito llegó a las 11:30, Marcia y Pedro poco después, a tiempo para la cena.

La música del DJ (Disc Jockey) se vio interrumpida de pronto con el mariachi que entonaba "Las Mañanitas". Luego siguieron "Hermoso Cariño", "Gema", y otras (las clásicas).

Lily Chang inició oficialmente el evento y concedió la palabra a la profesora María que llevaba tres hojas con el discurso, pero se enredó con ellas y apenas leyó unas líneas. Entre risas prefirió improvisar. Le salió mejor. Son palabras espontáneas, del alma. Llegan más. Es tiempo de no acariciar más las heridas, sino de curarlas. Es tiempo de levantarse, de olvidar el llanto y entonar una canción, dijo.

Tres mil años atrás el rey Salomón, considerado el más sabio de todos los tiempos, lo había dicho: "Hay tiempo de reír y de llorar, de sembrar y de segar, tiempo de olvidar y recordar, de vivir y morir."

El mensaje de la Directora de Cuarto Poder estaba lleno de optimismo. Sus hechos fueron congruentes con lo expresado. Alma gemela de Juan Sabines, prefirió predicar con hechos no palabras (facta non verba). En el resto de la noche la profesora María fue un derroche de energía y entusiasmo. Cuando el mariachi entonó canciones que removieron las cuerdas más íntimas del alma, ella se portó estoica. "No voy a llorar", fue la frase que repitió en las tres ocasiones que dio la vuelta a cada mesa saludando a los presentes. Cumplió. No lloró. Cantó con fuerza y buen tono: "Ya llegó el que andaba ausente, se me concedió volver, a mí se me figuraba que no te volvería a ver", interpretó refiriéndose a su regreso del exilio en Miami.

"Que allá en el otro mundo, en vez de infierno tú encuentres gloria y que una nube de tu memoria me borre a mí", cantó luego evocando a don Conrado.

"Hay ausencias que triunfan y la nuestra triunfó, amémonos ahora con la fuerza que en otro tiempo nos unió y cuando yo me muera ni cruz ni llanto ni luto ni nada más, ahí junto a mi cruz, tan sólo quiero paz", agregó luego acompañada de Miguel González y Carlos César Núñez.

El mariachi se fue y el DJ intentó prender a los concurrentes con el "Payaso de Rodeo" del ex grupo musical Caballo Dorado. Saltaron a la pista Paola Villamonte, Verónica Huesca, Citlalli Borraz, la profesora María y el columnista Miguel González Alonso.

Miguelón se dio por vencido desde el principio al ver que Paola empezó con los movimientos del brazo haciendo semi círculos, mientras que los pies avanzaban hacia el lado izquierdo, al frente, atrás y luego a la derecha. Parecía sencillo, pero Miguelón claudicó. Definitivamente lo suyo no es la bailada. No quiso ser "payaso del evento" y se sentó. Ce ce vó (en francés chiapaneco).

La profesora secundó a Miguel. Aún no había calentado motores. Citlalli, Paola y Verónica optaron por sentarse.

Llegó otro mariachi. Éste arrancó aplausos, suspiros, lágrimas de cocodrilo y sacó al cantante que todos tenemos dentro. Los columnistas se lucieron. Miguel González Alonso cantó "A mi manera", Roberto Domínguez Cortés "Paloma negra" y Carlos César Núñez "El rey", en honor a don Conrado. Todos ya grabaron un disco y se adueñaron de la ocasión. Cantaron a todo pulmón. No había micrófono, el salón "Casa Marfil" es amplio y la voz debía llegar a cada rincón. Se perdió el 'feeling', pero se cumplió el objetivo: llegar a la mente y corazón de los presentes. Más de uno los siguió.

Ya antes habían cosechado aplausos al por mayor con sus peroratas. Miguel González, en su disertación, comparó al Cuarto Poder con un barco, que sufrió los embates de la adversidad, peor que el "Titanic", pero con la guía de su capitán, Conrado de la Cruz Jiménez, nunca sucumbió, no se doblegó a los ataques de Pablo. Llegó a puerto seguro. "Coincido con la profesora María, Conrado sigue siendo el jefe, guía y amigo de Cuarto Poder", enfatizó.

Carlos César Núñez recordó que el regreso a su "casa", Cuarto Poder, estuvo marcado por emociones encontradas. El 15 de enero marcaba el reencuentro con su familia: motivo de felicidad, pero ese mismo día falleció su amigo Conrado: motivo de pesar. Carlos felicitó a la profesora María por su entereza, al no doblarse aun cuando la partida de su esposo fue hace apenas unos meses.

Rafael Victorio, a nombre de los corresponsales, puntualizó que don Conrado está presente en cada uno de nosotros. En efecto, se sintió su presencia. No es sólo la caricatura de Binxghava colocada a la entrada del edificio. El recuerdo de don Conrado inspira y motiva a más de uno que labora en este rotativo.

Marco González citó una anécdota de don Conrado. Pasó mucho tiempo en Francia y, obvio, aprendió varias palabras en francés. A su llegada a Chiapas, Conrado presumió un nuevo vocablo francés-chiapaneco: ce ce vó (se cebó, no se pudo, lástima Margarito) aplicable a quien fracasó en su proyecto. Frase que le quedó a la medida a Pablo Salazar, que quiso desaparecer el Cuarto Poder y no lo consiguió.

Don Conrado se mantuvo firme, optimista, gallardo. La presión era grande: exiliado, su hijo en la cárcel, su familia desintegrada, el despojo de sus bienes; pero no accedió a vender el periódico, menos su integridad.

A él no le gustaría vernos pesimistas, lamentándonos, o llorando su ausencia, había arengado la profesora en un inicio. Por eso esa noche sólo hubo aplausos y porras para don Conrado.

Ya he llorado mucho, dijo la profesora. Y es que el día en que el cuerpo de don Conrado fue llevado al periódico se le vio deshecha, con una pesada loza sobre sí... parecía tener el doble de años.

La noche del 30 de mayo la historia se invirtió. La profesora María cumplió años al revés. Se quitó 50 años de encima. Parecía una quinceañera. Bailó de principio a fin regaetton, salsa, cha cha cha, mambo, quebradita... sonrió, abrazó, dio palabras de estímulo. La actitud es otra. Asume su realidad. Es la nueva patrona. Debe ser el ejemplo a seguir y lo es.

En la mesa de los corresponsales había fiesta doble. Tenían el privilegio de compartir el pan y la sal con la profesora María y el "Comandante" Paco. La jefa de la familia Cuarto Poder prefirió sentarse con sus "hijos" que casi no ve. A los demás nos mira todos los días.

Roberto Domínguez brilló en la fiesta. Volvió a ser un muchacho al lado de Lily Chang, que enseñó sus mejores pasos. El DJ hizo un repaso musical desde los 70, 80, 90, sin faltar la música del extinto tabasqueño Chico Ché.

Griselda Pérez Robles parecía competir con la profesora María y Roberto Domínguez, que se llevaron el "Oscar" por su entrega y energía demostradas. Griselda tenía pilas Duracell, pero los caballeros que permanecían sentados, como el chinito (no'más milando) no le ayudaban. Abenamar fue el valiente que le dijo sí, pero al cabo de unos minutos el sobrepeso y las noches de bohemia le pasaron factura. Se sentó.

Ana María intentó sacar a don Paquito que se hizo del rogar. No insistió. Griselda hizo la lucha, pero en vano. Don Paco es chico difícil. Resistió. Griselda permaneció largo rato con la mano extendida. Don Paco se levantó. Ya la hice, pensó Gris. Con el colmillo retorcido don Paco tomó su mano y le dio un beso que la desarmó. Él se sentó y ella también. Ce ce vó, hubiese dicho don Conrado.

PUBLICADO:

Cuarto Poder, 01/junio/2007

MIGUEL GLEZ ALONSO

PUBLICO ESTO EN SU COLUMNA DÍAS DESPUÉS

NO HAY TIEMPO PARA ACARICIAR CICATRICES: MMR

En días pasados la familia Cuarto Poder se reunió para festejar el cumpleaños de su directora general la señora María Morales Ruiz. Fue una ocasión muy especial en que los orgullosos colaboradores de esta casa editorial que ya es histórica escuchamos de la festejada un discurso muy firme, muy sereno, pero a la vez, muy contundente, en el que se reconoció la virtud y reciedumbre de don Conrado de la Cruz Jiménez quien enfrentó con virilidad los embates de un gobierno hostil, arbitrario y autoritario.

Doña María, de inicio a fin, no vario el tono y nunca se le quebró la voz; hizo gala de su fortaleza, temperamento y carácter. Solamente se apartó del texto en dos ocasiones: para decir “ya no es tiempo de llorar ni de acariciar cicatrices”, y para rematar diciendo: “Lo logramos; lo lograron… la lucha a seguir; es seguir igual”, entonces vino el aplauso de los invitados al convivio.

Sus palabras calaron profundo en los comensales a quienes se les reconoció su lealtad y compromiso con la empresa cuando la adversidad golpeó al timón de mando. Fue así que vinieron las palabras del director Francisco Barbosa Cano; el editor Marco González; el articulista Roberto Domínguez Cortés; el corresponsal Rafael Victorio Cruz; el periodista Carlos César Núñez López y del autor de este espacio. Todos, todos, todos, los conceptos vertidos viajaron en el mismo sentido: reconocer la dirección, el mando, el temple de Conrado de la Cruz Jiménez y manifestar la disposición de seguir vistiendo la camiseta, a manera de tatuaje; con orgullo y determinación para seguir haciendo de Cuarto Poder con la dirección de doña María Morales Ruiz el rotativo de indiscutible -y comprobable- mayor circulación en la capital de Chiapas.