EL PERIODISMO EN CHIAPAS

Este es una bitácora exclusivamente para textos relacionados con la historia del periodismo en Chiapas. Para exhibir los aciertos y desaciertos, dislates, cosas chuscas y otros detalles que reflejen la idiosincrasia del periodismo chiapaneco. Tantas cosas y situaciones que veo y leo que no quiero que se pierdan en el tiempo, quiero documentarlo y compartirlo. Advierto que para nada pretendo congratularme u ofender a persona alguna.

lunes, diciembre 18, 2006

DESAIRES Y RETROCESOS

Este artículo fue publicado en la edición de diciembre 2006 de la revista especializada en tópicos de comunicación y periodismo, ETCETERA.


Isaín Mandujano


Al menos tres circunstancias han incidido en la actualidad en los medios, la comunicación y el periodismo en Chiapas: primero fue el impulso de ese primero de enero de 1994, luego la llegada de una nueva generación de periodistas egresados de universidades, seguido del generado por las innovaciones tecnológicas.

Sin embargo, estos acontecimientos no han logrado cambiar de forma sustancial el producto final que se ofrece a la sociedad, porque los medios no se han sacudido la dependencia económica que proviene de la publicidad gubernamental y otras inercias políticas que les heredó el viejo sistema de la relación prensa-poder.

Hoy, ante la entrada de una nueva administración estatal el panorama parece aún más desalentador, donde en el peor de los escenarios se observa un reposicionamiento de esas viejas prácticas y sectores que dieron identidad a los gobiernos priistas.


Los medios

El levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) marcó un hito en la historia de los medios en Chiapas. Radio, televisión, prensa escrita y otros medios derivados del ciberperiodismo no volvieron a ser los mismos, ante la urgencia de dar un cobertura eficaz y creíble de ese conflicto.

Como catalizador, enero de 1994 fue un fenómeno que no sólo exhibió la pobreza de las comunidades indígenas sino que desnudó y exhibió también los rezagos y las flaquezas de los medios en Chiapas.

El Centro de Investigaciones Económicas y Políticas (Ciepac) elaboró un estudio en 2000, en el que revelaba que en diciembre de ese año se publicaban en Chiapas más de 50 periódicos, editados en los principales municipios y ciudades: Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Tapachula, Comitán, Huixtla, Cintalapa y Tonalá. La mayoría de ellos tuvo una circulación limitada y sólo dos o tres tuvieron un impacto mediático más allá de sus localidades de origen.

Existían además 37 estaciones de televisión, 25 de ellas concesionadas a empresas privadas y 12 permisio-nadas, siete de las cuales estaban en manos del gobierno y cinco bajo control de patronatos municipales. Funcionaban también 47 radiodifusoras, de las cuales 34 estaban concesionadas y 13 permisionadas ­cinco eran de la red de radio del gobierno federal y cuatro del gobierno del estado­.

Estos medios influían en la población de muy distinta manera.

A través de estudios de opinión pública realizados en 2000 por el equipo del ahora saliente gobernador Pablo Salazar (2000-2006), 67% de los habitantes de esta entidad se informaba a través de la televisión, 20% lo hacía por medio de la radio, sólo 5% conocía las noticias a partir de la lectura de la prensa escrita y 4% dijo que se informaba a través de otros medios. El 4% restante no respondió.



De los que dijeron informarse a través de la televisión, sólo 7% lo hizo a través del canal gubernamental; el otro 93% manifestó su preferencia por los noticieros televisivos de los canales privados.


El desaire gubernamental

Por eso, cuando Salazar llegó al Poder Ejecutivo en diciembre de 2000, no dudó en desairar a los medios impresos y electrónicos locales; en sus seis años procuró impactar en los medios nacionales de comunicación, y fortaleció lo que ahora se conoce como el Sistema Chiapaneco de Radio y Televisión, que tiene una cobertura sin precedentes.

Como nunca antes en su historia, dicho sistema le sirvió al poder gubernamental para penetrar hasta el más recóndito lugar de los Altos o las comunidades que sólo tienen acceso a la energía eléctrica a través de fotoceldas, donde llega la frecuencia de las ondas de la radio y televisión gubernamental.

A la par que utilizaba el Sistema Chiapaneco para posicionar su imagen y la de su administración, además de denostar a los grupos sociales que cuestionaban su administración, Salazar Mendiguchía disminuyó ­que no desapareció­ en algunos casos los apoyos publicitarios a través de los que subsistían los medios locales ­la mayor parte impresos­ y atacó directamente a quienes lo cuestionaron.

El resultado al término de su gestión es la disminución en el número de medios y la prevalecencia ­salvo una excepción­ de una uniformidad en los contenidos informativos. La excepción se dio en el diario local Cuarto Poder, que en un momento fue el de mayor penetración, pero lejos de responder a los ataques gubernamentales ofreciendo un producto periodístico de calidad, vendió una visión contestataria y visceral de la realidad chiapaneca.

A la par de este debate particular, la proyección de Chiapas en el escenario nacional obligó a los medios impresos locales a mejorar su imagen física, su plantilla, y por momentos su contenido: cambiaron de la prensa caliente al offset, a páginas en color; contrataron nuevos reporteros egresados de universidades ­la mayoría con malos salarios­, y se ocuparon de otras fuentes periodísticas que no fueron exclusivamente la gubernamental o política. Sin embargo no profundizaron en los procesos del periodismo de investigación, y se limitaron en el mayor de los casos a reproducir los debates verbales entre los grupos de poder.

Esta falta de análisis, profundidad en el tratamiento de temas, diversificación de fuentes y otros aspectos relacionados con el contenido, ha sido en parte producto de la inercia que trajo consigo el condicionamiento de la publicidad gubernamental, y los malos salarios que han detenido parcialmente el impulso que venía gestando la nueva generación de comunicadores.

Más aún, ante la redefinición de fuerzas que trae consigo el cambio de administración, y en el marco del debate que generó el proceso electoral del Ejecutivo estatal para el periodo 2006-2012, ese viejo periodismo de orígenes anteriores a 1994 resurgió nuevamente con las relaciones que hasta este momento ha fortalecido el ahora gobernador electo Juan Sabines Guerrero.

Se trata del impulso que se le ha dado a editorialistas y columnistas con deficientes y en algunos casos graves problemas en su lenguaje, que sustituyen la falta de argumentos y análisis con lisonjas y filtraciones que reproducen, sobre asuntos de interés público fundamental.

Hasta el momento, lo que en teoría debiera ser la presentación pública de propuestas y proyectos por una parte, o la rendición de cuentas por la otra, ha sido sustituido por una amplia campaña publicitaria que paga desde las primeras planas, hasta comentarios verdaderamente ruines, vertidos en las columnas y editoriales.

En síntesis, si bien esa irrupción indígena armada fue un catalizador para acelerar cambios en los medios por los vicios del viejo periodismo que venían arrastrando durante décadas, todavía hoy estos males persisten pero en una nueva versión. Y lo que es peor, estas situaciones suelen ser más sutiles, pero no por ello menos vergonzantes.

Casi ha desaparecido la censura que imponía directamente el poder gubernamental, pero ésta no hizo más que ser sustituida inmediatamente por la autocensura que se autoimponen los medios, editores y periodistas.


Los retos

Es una frase trillada en esta frontera sur decir que a Chiapas todo le llega tarde, así fue la Independencia, la Revolución y los avances de la modernidad durante el siglo XX. Por eso, el ámbito de los medios y el periodismo no está exento de esos rezagos.

Pero no sólo no hay avances en muchos casos sino incluso graves retrocesos, como el incremento de la sanción por la difamación y la calumnia propuesta por el gobernador Pablo Salazar en febrero de 2004 aprobada por el Congreso del estado y vigente todavía, cuando la tendencia internacional del derecho va hacia la despenalización. Lo que se entendió a todas luces como un mensaje directo a medios y periodistas críticos de su gobierno.

Desde 2001 cuando aprobó la primera ley de acceso a la información pública, Chiapas fue de los últimos estados en legislar sobre la materia, instrumento que incluso se empezará a usar en septiembre de 2007. Pésima ley, posicionada en el lugar número 29 a nivel nacional en cuanto a calidad, según la experta del área de litigio de Libertad de Información-México, Perla Gómez Gallardo.

Hace falta legislar en cuanto al secreto profesional del periodista; que la sociedad empuje hacia la democratización los medios públicos en manos del poder Ejecutivo; que la publicidad gubernamental se regule, se creen leyes, reglamentos o mecanismos que transparenten la asignación de ésta a los medios impresos y electrónicos.

Los medios, por su parte, tienen el reto dar salarios dignos que permitan vivir a sus empleados con todas las prestaciones estipuladas por la ley laboral; deben comprometerse con la sociedad con códigos de ética periodística, promover la figura de defensor del lector, debatir y reflexionar sobre la cláusula de conciencia; se deben comprometer con la actualización y profesionalización de sus reporteros y colaboradores.

Vivir los medios en Chiapas no es cosa fácil, cuando hace falta todavía un largo camino por recorrer.



Corresponsal de Proceso en Chiapas.
isainmandujano@hotmail.com

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