EL PERIODISMO EN CHIAPAS

Este es una bitácora exclusivamente para textos relacionados con la historia del periodismo en Chiapas. Para exhibir los aciertos y desaciertos, dislates, cosas chuscas y otros detalles que reflejen la idiosincrasia del periodismo chiapaneco. Tantas cosas y situaciones que veo y leo que no quiero que se pierdan en el tiempo, quiero documentarlo y compartirlo. Advierto que para nada pretendo congratularme u ofender a persona alguna.

jueves, enero 29, 2009

La disputa por el Diario de Chiapas


Discurso pronunciado por la Sra. Adriana Granda Coutiño Vda. de Toledo en la conferencia ofrecida hoy por ella para dar a conocer la situacion legal del Diario de Chiapas, La Verdad Impresa.

Jueves 29 de enero de 2009.


Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
Enero 29 de 2009.


Muy buenos días señores de la prensa.    
Gracias por acudir a esta convocatoria.

Los he llamado porque quiero compartir con ustedes un asunto que tiene qué ver con un importante medio de comunicación local. Se trata de “El Diario de Chiapas, La Verdad Impresa” que, como todos saben, mi esposo, Jorge Enrique Toledo Coutiño, que en paz descanse, propietario absoluto, lo mantuvo durante más de tres décadas como un patrimonio para su familia y la de muchos trabajadores que le sirvieron hasta el fin de sus días.

Sin embargo, a raíz de su lamentable deceso, la empresa de su propiedad fue tomada por asalto por sus hermanos Gerardo Antonio y Rogelio Alfonso Toledo Coutiño, quienes valiéndose de artimañas y violentando la ley, se apoderaron de todo tipo de recursos, bienes muebles e inmuebles, dejándonos en el desamparo a mí y a mis menores hijas que hoy me acompañan.

Han pasado más de dos largos años en que, a través de la legalidad, he luchado por recuperar lo que mi esposo constituyó como patrimonio de nuestra familia, y pese a haber sido víctima de todo tipo de vejaciones, difamación, calumnias y amenazas, no he cejado en el intento, por el contrario, he fortalecido mi lucha demostrado fehacientemente a las autoridades que, existen evidencias de plagio, hurto y demás ilícitos dignos de ser castigados con severidad.

Quiero informarles que, sin más recursos que mis derechos constitucionales, he ido ganando, aunque con lentitud, cada uno de los casos, destacando entre ellos los Derechos de Autor y los Certificados de Licitud y Contenido de “El Diario de Chiapas, La Verdad Impresa”, otorgados a mí por la Secretaría de Gobernación desde el pasado 28 de febrero de 2008. Así pues, esto echa por tierra cualquier argumento que pudiera servir como pretexto para continuar editando un medio que, legalmente y desde hace mucho tiempo, no les pertenece.

Estoy segura que hoy volverán los ataques cobardes y llaneros, pero ya no me sorprenden, sé de dónde y de quiénes vendrán, están acostumbrados a desacreditar a la gente. Al amparo del seudo periodismo, muchas personas se han enriquecido ilícitamente, han vendido plumas y comprado conciencias, han usado espacios para comerciar hasta lo incomerciable; han deshecho honras y coronado a los cerdos; se han servido del poder y la política como rémoras. Así son los mercenarios, por eso nada es nuevo, ni siquiera la forma en que operan con sus aliados. Ahora me toca demostrar cómo, una mujer, sola y con el único poder que me da Dios y, el impulso de mis hijas, sacaré adelante y renovado, “El Diario de Chiapas, La Verdad Impresa”, el medio de comunicación que no será más rehén de una camarilla de bandidos consumados.

Hasta el último día de mi vida lucharé por el patrimonio de mis hijas, lo he hecho y me atengo a las consecuencias que conlleva, no seré cómplice de nadie, exijo que la ley se haga valer, que a cada uno ponga en su lugar, que no permita más atropellos y menos ahora que, en el discurso, se apela tanto por las mujeres solas. 

Aquí tengo las pruebas, los testimonios irrefutables de mis dichos. No vine a congraciarme ni a denostar a nadie. Vine a decir la verdad. La verdad impresa, la que está escrita, la que revela la abominable confesión de haber falsificado la firma de mi esposo para despojarlo de sus bienes logrados a lo largo de muchos años de trabajo. Tengo las pruebas, las tendrán ustedes ahora mismo, señoras y señores periodistas, para que no se dejen engañar con primeras planas de fantasía y libelos que hablarán de escozor. Aquí están las pruebas de cómo se apoderaron de muchos millones de pesos, de cómo han usufructuado una empresa de manera tramposa y abusiva. Son varios los expedientes penales, miles de fojas dan cuenta de un pillaje descarado, falto de calidad moral, civilidad y hombría. Son juicios que tendrán que enfrentar, amén de los que les imponga la sociedad que aún cree en la justicia.

Esto no es un pleito de comadres, allá ellos si así lo quieren dilucidar, yo me mantendré al margen de sus acostumbradas ofensas y agresiones, es su estilo, su sello característico, así reafirman su ruindad y bajeza. Yo me apego a la ley, y no volveré a pisar un escenario como este para evidenciar tanta podredumbre. Hoy sólo vengo a decirles que “El Diario de Chiapas, La Verdad Impresa” y todo lo que le corresponde como empresa, vuelve a ser de mi familia, de mis hijas, a quienes sin el menor escrúpulo dejaron desamparadas.

La próxima vez que vuelva a salir, de manera legal, “El Diario de Chiapas, La Verdad Impresa”, tengan la seguridad de que habremos acabado con una mafia corporativa, con una cofradía de asaltantes investidos por un oficio que ni en lo más mínimo los hace merecedores de llamarse periodistas.
Por todo lo expuesto, y a reserva de poder quedar a merced de la impunidad, responsabilizo a Rogelio Alfonso y a Gerardo Antonio Toledo Coutiño, de cualquier agresión a mi persona y a mis hijas y todo aquello que derivado de esta denuncia pública pudiera ocurrirnos.

Muchas gracias.

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