TUXTLA GUTIÉRREZ
Burdos espías al acecho de llamadas comprometedoras.
Los teléfonos intervenidos en oficinas de Cuarto Poder
Teléfonos de directivos de esta casa editorial como son la profesora María Morales y Ana María de la Cruz, intervenidos. CP
MdeR * CP. Como en las épocas de la dictadura, los teléfonos de los directivos de esta casa editorial como son la profesora María Morales Ruiz y Ana María de la Cruz Morales están intervenidos por unos aprendices de espías.
Una vez más los pájaros están en los alambres. Ellos buscan irrumpir en la privacidad.
Es exasperante que al entablar una conversación con alguno de los suyos se corten las llamadas o bien entre la grabación de alguna melodía. En otras ocasiones quien llama es enviado automáticamente al buzón. El propósito es aislarlas. Nadie entiende los motivos.
Eso se llama acoso y es propio de los regimenes dictatoriales. El espionaje telefónico que busca registrar conversaciones entre los integrantes de Cuarto Poder tiene como trasfondo amenazar la libertad de expresión.
Si alguna información requieren pueden acudir a solicitarla. Somos una empresa de comunicación no de espionaje. Nuestra información es la que ofertamos todos los días a nuestros lectores. Si bien en el curso de algún reportaje, entrevista o nota periodística buscamos la primicia o la exclusividad y por ello la secrecía, no significa que se esté conspirando u organizando algún complot.
El juego perverso lo ejecutan los aprendices de espías. Ellos no respetan el derecho a la vida privada y a la intimidad, lo cual es un derecho universal en un mundo democrático y libre.
Hasta las llamadas que recibe la nieta de nuestra directora, también las intervienen. Qué buscan.
Por otra parte se está yendo en contra al derecho a la vida privada que se materializa al momento de proteger del conocimiento ajeno el hogar, la oficina o ámbito laboral, los expedientes médicos, legales y personales, las conversaciones o reuniones privadas, la correspondencia por cualquier medio, la intimidad, la convivencia familiar o afectiva y todas aquellas actividades que se llevan a efecto en lugares no abiertos al público. Eso se quebranta con ese rudimentario acoso.
El derecho a la vida privada es producto, en esencia, del desarrollo de los medios de información, del creciente aumento de datos y hechos noticiosos. Ahora estos aprendices de policía china buscan borrar esta garantía con su acoso.
Basta ya de pájaros en el alambre o del espionaje telefónico.
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