EL PERIODISMO EN CHIAPAS

Este es una bitácora exclusivamente para textos relacionados con la historia del periodismo en Chiapas. Para exhibir los aciertos y desaciertos, dislates, cosas chuscas y otros detalles que reflejen la idiosincrasia del periodismo chiapaneco. Tantas cosas y situaciones que veo y leo que no quiero que se pierdan en el tiempo, quiero documentarlo y compartirlo. Advierto que para nada pretendo congratularme u ofender a persona alguna.

lunes, julio 14, 2008

CADOMI, El último café y nos vamos…


El último café y nos vamos…
Toño Aguilar




Comitán, Chis.- Con la frase “El último café y no vamos”, podríamos describir la partida de Carlos Ulises Domínguez Mijangos, popularmente conocido como Cadomi, porque el sábado por la madrugada, el comunicador de Tecptán, se tomó el último café de su vida.


“¿Por qué Cadomi?”, le pregunto su madre a Carlos cuando empezó a usarlo.

“Suena bien y además son mis iniciales”, fueron las palabras que cruzaron Carlos y su madre, la señora Jesús Mijangos Gallegos, cuando decidió utilizar ese anagrama en todas sus notas y columnas que publicaría.


Siendo el primogénito, Carlos nació en el municipio de Tecpatan, el 29 de abril de 1980, quien iluminó y cambió la vida de un matrimonio con raíces humildes y sencillas, cumpliendo el sueño de una mujer que deseaba que su primer hijo fuera un varón.


Destacado por su sencillez y humildad, Carlos siempre fue un excelente hijo, hermano y sobre todo un excelente estudiante que siempre se destacaba por sus altas calificaciones.


“Mi hijo siempre era muy tranquilo, nunca me daba lata, él no esperaba a que le mandara a hacer algo, cuando venía ver, él ya lo había hecho”, cuenta doña Jesús.


Cadomi decidió alejarse de su familia con la intención de salir adelante y ser un hombre triunfador.


A sus 18 años, al terminar el bachillerato, Carlos emigra al municipio de Ocosingo para estudiar el Universidad Tecnológica de la Selva.


Ahí, lejos de su familia, Carlos siguió mostrando sus aptitudes por sus estudios en la carrera de informática, para cumplirle una promesa a su madre, pero no estaba conforme: “Quiero ser licenciado para defenderte mami”.


Años más tarde, decide residir en la ciudad capital Tuxtla Gutiérrez, en donde logra conseguir su primer trabajo en la Secretaría de Educación Pública (SEP), el cual, para su mala suerte, le duro muy poco tiempo.


Ante la necesidad de buscar un buen trabajo, Carlos llega por primera vez a la ciudad de Comitán, ahí con la ayuda de un amigo, consigue su primer trabajo en un periódico local, El Fronterizo del Sur.


Fue ahí donde Cadomi realizó sus primeros trabajos periodísticos, destacando por llevar siempre la información de manera precisa y oportuna.
Ya con la experiencia, Carlos se cambia de diario y llega a ser colaborador del Diario de Comitán, donde empieza a escribir la columna “Entre café y café”, llamado así por el gusto por ese elixir.


Con una carrera bastante avanzada dentro del medio informativo, Cadomi logra ser un personaje reconocido por funcionarios, así como por el pueblo comiteco, pero aún así no perdía la comunicación con sus padres, a quienes de manera semanal mantenía conversaba telefónica.


Como desde su infancia, Cadomi fue considerado por sus propios compañeros de trabajos y amigos como una persona muy centrada en sus decisiones y a demás muy “amiguero”, quien en todo momento demostraba su aprecio a la vida.

Con el interés de mantener siempre bien informados a sus lectores, el pasado viernes 11 de julio Cadomi decidió acompañar a varios funcionarios del ayuntamiento comiteco a una reunión en Huehuetenango Guatemala.


Fue entonces que un accidente le hizo cumplir la frese que utilizaba para terminar su columna, “El último café y nos vamos”, en verdad fue así, en ese lugar, ubicado a 75 kilómetros de la frontera con México, Cadomi degusto de su último café.


La última foto


La última vez que conversé con Cadmi fue el pasado sábado cinco de julio durante el evento de reforestación organizado por el ayuntamiento, en el Instituto Tecnológico de Comitán.


-“Tomáme una foto vos Toñito; vos sos el único que me puede tomar fotos aquí”
-“Pero decíme como la querés?: ¿Con tu cámara o la mía?”


--“Esta vez tomala con la tuya, hay después me las pasas”, agregó Cadomi para ponerse de cuclillas, casi como acostumbran posar los futbolitas.


Fue entonces ahí que la lente de este reportero vio de frente por última a vez a Cadomi


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Cadomi cumpliría un lustro en Comitán


Comitán, Chs; 13 de julio.- A finales del 2003, el perredista Mario Guillen buscaba un diseñador gráfico para que se integrara al equipo de trabajo de un nuevo diario para Comitán, El Fronterizo del Sur, aventura que emprendió con Isrelí Ángel Cifuentes.


No le costó mucho encontrarlo, en sus contactos del Messenger está la persona indicada: Carlos Domínguez Mijangos conocido por el anagrama de Cadomi. En cuestión de minutos Guillén y Domínguez Mijangos amarraron el trato y al día siguiente estaba en Comitán.


De hecho el joven de 28 años de edad, había conocido una chava y no lo pensó más de dos veces para trasladarse a Comitán.


“Yo lo traje a Comitán. Le conseguí una casa cerca de la mía y ahí estuvo viviendo mientras trabajaba en El Fronteriza del Sur”, rememora el asesor del edil Eduardo Ramírez Aguilar.


La amistad entre Guillén y Cadomi creció como la espuma, al grado de que el primero tuvo la suficiente confianza para invitarlo a ingresar a la Logia Masónica.


La excelente relación que cultivaron facultó a Guillén para llamarle le atención a su amigo cuando cometía algunos excesos, como la ocasión en que estuvo consumiendo demasiado alcohol.


Pero una diferencia con la esposa del director de El Fronterizo del Sur, provocó su salida de ese diario, incidente que marcaría para siempre su vida en Comitán.


A las pocas horas contactaba con el director del Diario de Comitán, Marco A. Guillén, para sumarse a la plantilla de reporteros.


Así, Cadomi emprendía otra aventura, esta vez como reportero del Diario de Comitán, cubriendo la fuente de la alcaldía.


En pocas semanas Cadomi le dijo a su director que le gustaría escribir una columna, que bautizó como “Entre café y café”, que para ese entonces era el único escrito de opinión que había en ese diario, porque Carlos Rojas se había retirado temporalmente.


Transcurrió el tiempo y la columna se convirtió en un referente entre los diferentes actores del escenario gubernamental de los tres niveles de gobierno.
Era común ver a Cadomi conversando continuamente en un café del centro histórico o departiendo en restaurantes.


“Diario desayunaba con una persona diferente”, recuerda Marco A. Guillén.


El pasado jueves Cadomi y su director se vieron por última vez.


Inicialmente para el viaje a Huehuetenango estaba invitado Marco A. Guillén, pero cedió su espacio al columnista. Minutos antes de dejar las instalaciones del diario se tomaron una copa de tequila.


“Por si no te vuelvo a ver”, dijo en broma Marco A. Guillén, y en efecto, esa sería la última vez que conversaban y se mirarían.
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