Somos candil de la calle…

Somos candil de la calle…

Los periodistas somos muy ávidos en denunciar el acoso, el abuso de poder, la explotación laboral de quienes ostentan el poder económico, empresarial y político contra los menos privilegiados.

¿Pero quién denuncia los abusos de poder contra los compañeros reporteros?

Es real la explotación contra quienes apenas empiezan en las lides del periodismo. Los abusos contra aquellos que aun cuando tienen años en la talacha reporteril siguen siendo ninguneados y reciben sueldos miserables. Qué hacer cuando las compañeras periodistas son sujetas al acoso y hostigamiento sexual por sus superiores en la redacción de un medio de comunicación.

En Chiapas, los mismos comunicadores estamos conscientes de ello pero no hacemos algo para frenar ese problema.

Es urgente poner el dedo en la llaga y visibilizar una problemática que aqueja a quienes nos dedicamos al periodismo.

Escribo esto, porque en las más recientes horas dos colegas, un hombre y una mujer, me han confiado situaciones que no permiten quedarme en silencio.

No va más allá de los 23 años. Recién termina la carrera en Ciencias de la Comunicación. Sus inicios en el periodismo, tienen poco más de dos años. Pero le ha tocado vivir situaciones muy tristes. El acoso y hostigamiento sexual.

En la televisión, en la radio y en los medios impresos, la situación no cambia. Siempre ha pasado por lo mismo.

Lo más reciente fue el acabose,dice. Ella empezó a trabajar para un noticiero radiofónico. No le pagaban y cuando lo hacían, era una bicoca.

Le hicieron propuestas indecorosas si quería ver incrementar su remuneración por lo que hace.

Angustiada decidió renunciar a ese trabajo. Además del acoso y el hostigamiento sexual, ahora sufre la amenaza de su victimario quien le ha argumentado que puede hacer tráfico de influencias para que la despidan del nuevo trabajo que recién obtuvo.

En fin. En su nuevo trabajo, se siente bien haciendo lo que le gusta hacer, la comunicación organizacional, pero tenía esperanzas de seguir en el periodismo.

Si procede legalmente no quiere que en la nueva dependencia la vean como una chica problemática. Pero si no lo hace advierte que el acoso va a seguir como hasta ahora.

Somos pues, candil de la calle y oscuridad en la casa.

PD: A petición del aludido, edité el texto en su segunda parte. Prefiere seguir la vía legal y no mediática, dice.