Condiciones laborales de la prensa chiapaneca
Tony Guillén Albores
Madrid, España
Si hay una pata coja que tenemos en México pero en especial en Chiapas es el relacionado a las condiciones generales de trabajo del periodista, que incluye el salario, prestaciones, seguro social, etc.
El caso del colega Mario Alvarez nos desnuda a todos y recuerda que como sector laboral, la actividad periodística, que pertenece a una sociedad moderna y democrática, aún no tiene los resortes mínimos de legalidad que eviten dramas profundos y tan desgarradores casi comparados con la falta de acceso a la educación o la salud.
La vulnerabilidad laboral de nuestro sector ha sido propiciada y alentada históricamente por nosotros mismos y, por lo tanto, desatendido sistemáticamente por las autoridades en algo así como: “si a ellos no les ocupa, a mi menos”.
Algo ha pasado, muy hondo, íntimo y misterioso que nos ha autolimitado a discutir con los propietarios de los medios de comunicación las condiciones laborales y todo lo que ello implica que es igual a responsabilidades y obligaciones.
Históricamente ha existido una rara e incompresible complicidad entre propietarios y trabajadores de los medios para no alcanzar un acuerdo en el que priven mínimos derechos laborales.
Hemos aprendido a vivir, la mayoría, hay honrosas excepciones, con ese “gran papel” que se llama RECIBO DE HONORARIOS y que consideramos un pacto laboral y que en muchos casos ni eso existe, sólo el acuerdo verbal que al final poco nos sirve para denuncias legales.
No podemos nosotros mismos ocultar y soslayar el tema frente a quien sea porque al final seguiremos repitiendo historias como las de Mario o de muchos otros compañeros que cuando están graves de una enfermedad comenzamos a realizar colectas para que su muerte sea menos indigna.
Con seriedad y respeto, podemos y debemos construir un diálogo abierto y permanente entre propietarios y trabajadores que tienda a construir un marco legal y normativo en el que prevalezca la equidad y la justicia.
Se tiene que revisar a profundidad el tema de los salarios mínimos como nos lo anota y recuerda en su Blog el compañero Isaín Mandujano.
Y revisar algo muy profundo y sensible, ¿por qué el periodista chiapaneco no puede alcanzar la jubilación?
Si hay empresas de comunicación en Chiapas perfectamente consolidadas, ¿porqué no pueden haber trabajadores perfectamente consolidados?.
Es complejo emprender esfuerzos colectivos, solidarios y de cooperación pero de no iniciarlos en algún momento, seguiremos relatando hechos fatales, por ejemplo, de algunos corresponsales de medios nacionales o extranjeros “importantes” que, igual, muchos están tan desprotegidos como un periodista local.
Todos los sectores sociales, productivos y políticos de todo el mundo funcionan más o menos bien o más o menos mal con reglas de juego.
¿Es posible construir reglas de juego claras en el periodismo chiapaneco, en donde podamos decidir por un mejor futuro laboral?.
No nos olvidemos que somos mortales y que no hay día para morir o para tener un accidente o una enfermedad grave.
El caso del colega Mario Alvarez nos desnuda a todos y recuerda que como sector laboral, la actividad periodística, que pertenece a una sociedad moderna y democrática, aún no tiene los resortes mínimos de legalidad que eviten dramas profundos y tan desgarradores casi comparados con la falta de acceso a la educación o la salud.
La vulnerabilidad laboral de nuestro sector ha sido propiciada y alentada históricamente por nosotros mismos y, por lo tanto, desatendido sistemáticamente por las autoridades en algo así como: “si a ellos no les ocupa, a mi menos”.
Algo ha pasado, muy hondo, íntimo y misterioso que nos ha autolimitado a discutir con los propietarios de los medios de comunicación las condiciones laborales y todo lo que ello implica que es igual a responsabilidades y obligaciones.
Históricamente ha existido una rara e incompresible complicidad entre propietarios y trabajadores de los medios para no alcanzar un acuerdo en el que priven mínimos derechos laborales.
Hemos aprendido a vivir, la mayoría, hay honrosas excepciones, con ese “gran papel” que se llama RECIBO DE HONORARIOS y que consideramos un pacto laboral y que en muchos casos ni eso existe, sólo el acuerdo verbal que al final poco nos sirve para denuncias legales.
No podemos nosotros mismos ocultar y soslayar el tema frente a quien sea porque al final seguiremos repitiendo historias como las de Mario o de muchos otros compañeros que cuando están graves de una enfermedad comenzamos a realizar colectas para que su muerte sea menos indigna.
Con seriedad y respeto, podemos y debemos construir un diálogo abierto y permanente entre propietarios y trabajadores que tienda a construir un marco legal y normativo en el que prevalezca la equidad y la justicia.
Se tiene que revisar a profundidad el tema de los salarios mínimos como nos lo anota y recuerda en su Blog el compañero Isaín Mandujano.
Y revisar algo muy profundo y sensible, ¿por qué el periodista chiapaneco no puede alcanzar la jubilación?
Si hay empresas de comunicación en Chiapas perfectamente consolidadas, ¿porqué no pueden haber trabajadores perfectamente consolidados?.
Es complejo emprender esfuerzos colectivos, solidarios y de cooperación pero de no iniciarlos en algún momento, seguiremos relatando hechos fatales, por ejemplo, de algunos corresponsales de medios nacionales o extranjeros “importantes” que, igual, muchos están tan desprotegidos como un periodista local.
Todos los sectores sociales, productivos y políticos de todo el mundo funcionan más o menos bien o más o menos mal con reglas de juego.
¿Es posible construir reglas de juego claras en el periodismo chiapaneco, en donde podamos decidir por un mejor futuro laboral?.
No nos olvidemos que somos mortales y que no hay día para morir o para tener un accidente o una enfermedad grave.
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