EL PERIODISMO EN CHIAPAS

Este es una bitácora exclusivamente para textos relacionados con la historia del periodismo en Chiapas. Para exhibir los aciertos y desaciertos, dislates, cosas chuscas y otros detalles que reflejen la idiosincrasia del periodismo chiapaneco. Tantas cosas y situaciones que veo y leo que no quiero que se pierdan en el tiempo, quiero documentarlo y compartirlo. Advierto que para nada pretendo congratularme u ofender a persona alguna.

martes, abril 13, 2010

Don Chilo Aguilar, el Agente 007.. una leyenda olvidada del periodismo tuxtleco




MINIFALDAS

Arcadio Acevedo

http://changarrovirtual.blogspot.com/

DEDICATORIA CORDIAL

A Kid Marrito, “enarbolando como siempre, la bandera de la justicia y la verdad”.

PASADO POR AGUA

Cuando, proveniente de la XELG de León, Guanajuato, hace 36 años llegué a Tuxtla, jalado por un esplendido par de órganos femeninos que, según el refrán, jalan más que una carreta, me llamó la atención la abundancia de estupendas voces, cada una con su peculiar estilo, con que se alimentaba la radio local.

Cito los nombres que me vienen ahorita a la memoria: Belith Araujo Lacorti, Augusto Solórzano, Francisco Velásquez, Ramón Gonzalo Jiménez, José Luis Montesinos, Arsenio Muñoz Ruiz, Rodolfo García del Pino, Mario Tassías Aquino, Mario Molina, Kena Montesinos Palacios, mi compañera en XEUD, mi inolvidable comadre, y otros.

Sin embargo, mi estupefacción fue mayor al comprobar que el locutor idolatrado por la chusma, el más escuchado, el que gozaba de más crédito en el ámbito informativo no pertenecía al escuadrón de los clásicos, de los hijos de la escuela XEW. No. Era un costeño de voz estentórea y aguardentosa. Producía y leía las noticias mezclando con cálculo experto las expresiones ampulosas con otras arrancadas a mano limpia, indiscriminadamente, de mercados, escuelas, plazas, burdeles, calles, cárceles, iglesias y cantinas.

En las mañanas, y de nuevo por las tardes, su voz indefinible, rasposa, penetrante, de merolico, de político pueblerino, de “fuerza viva”, de anunciador de box, de mesías exacerbado, inundaba las casas humildes, colmaba los puestos callejeros, aclimataba el interior de los taxis rojiblancos de la época, llenaba de música el oído de los pobres pobres. Le echaba maicito a la conversación de los ignorantes ignorantes. De los humildes.

Lo chiapanecos de condición precaria, analfabetos muchos, lo tenían por una especie de Zorrozoque, de color terroso, de facciones toscas y pronunciados nudillos, defensor y vengador de los desposeídos. Él era la voz que no tenían, era él la medalla en el pecho de los ignorados, la estrellita en la frente de los inermes. Y cuando la ocasión lo ameritaba, era también la colectiva mentada de madre dedicada a los poderosos y abusivos.

MACHO, MACHO

Era de armas de tomar. Macho de los de antes, en más de una ocasión me platicó con hilos de llanto en las mejillas los despiadados castigos a los que lo sometía su padre para amansarlo. Sin éxito. Con una chispa extraña en sus diminutos, hundidos ojos, revivía las hazañas de Kid Marro, su nombre de batalla en los cuadriláteros. Usaba pistola y en sus años vigorosos no le paraba pelos a nada ni a nadie. Lo aborrecían muchos, muchos más lo querían. Algunos se mofaban de él, muchos lo respetaban como al lábaro patrio. Sabía más, bastante más de lo que aparentaba.


Fue mi suegro tres años. Alguna vez “me peló el cuete”, como solían decir los viejos de la época. Una cuarenta y cinco. Tuvieron que someterlo y desarmarlo sus hijas. Sospecho que tenía la intención de terminar con nuestro político parentesco antes de tiempo. Fue abuelo de mi hijoAlberto Acevedo Aguilar (un chavo triple A) durante 21 años.

Luego cambió la dirección del viento tan cambiante de por sí y los gustos del respetable. Al ex estudiante de medicina, al ex boxeador, al celebérrimo reportero, al paladín del pueblo desguarnecido, lo guardaron en el rincón de los trebejos.

Allí se llenó, olvido tras olvido, de telarañas, de moho. Allí el polvo lo convirtió en la sombra de sus pasadas glorias, en la pura reverberación de sus conquistas juveniles, reconocimientos, aventuras y amistades.

Al aguerrido noqueador, ya desprovisto de reflejos, de piernas, de cintura, de hambre de celebridad, le metió los puños la enfermedad de manera inmisericorde a lo largo de varios lustros. Cirrosis hepática, múltiples fracturas, desesperanza irremediable, edemas en la conciencia.

Con la salud, la fortuna y los placebos de amistad le volvieron la espalda. Terminado el festín los depredadores desaparecieron. Parecía que el cielo se hubiera confabulado contra él. Preparando el golpe definitivo, la muerte lo maceró en salmuera de terribles penas. Le arrebató primero a su esposa y a dos de sus hijas.

Siguió en el combate por mero instinto guerrero, ya sin brújula, sin incentivos, sin público. Era un mitológico cosaco en andadera, luchando contra sus propios fantasmas y los ajenos, abandonado en la inmensidad de la estepa. Compasiva, la memoria se le escondía para no torturarlo con los recuerdos. Deliraba a veces, me cuenta Rosario. Quizás simplemente hablaba para adentro, pensando en la rendición honorable. Quizás…

Supe de su muerte, tres meses después de acaecida.

LOS RECUERDOS

Tenía tres años sin mirarlas. Ayer desayuné con Rosario y Claudia, hija y nieta de Isidro Aguilar López respectivamente. Me contaron que ya con un pie en la barca inevitable del hasta nunca, en nombre de los maravillosos tiempos vividos junto a Juan Sabines, el afamado Ciclón del Sureste, a través de sus hijos don Chilo pidió al gobernador Sabines Guerrero le concediese la alegría de su presencia.

La breve y discreta visita del gobernador, me cuentan, fue un bálsamo para la herida abierta, letal, que a don Chilo le había causado la incertidumbre antes del viaje eterno. Fue la puerta de ingreso a la resignación serena. Días después, el cansado cocodrilo, el desdentado jaguar, la radiografía del inagotable gladiador murió en paz. En su fe. En su pospuesto, eterno silencio.

CARTA A JUAN

Fechada el 25 de marzo pasado, la familia de don Isidro envió una carta a Sabines Guerrero: (…) “Pocos gobernadores en la historia de Chiapas han sido tan sensibles a los acontecimientos cotidianos y a las enfermedades de sus amigos como usted. Sabemos que llegar al poder no es fácil y las propias características de dicha responsabilidad provocan que quienes dirigen el Estado se mantengan distantes y ajenos a los sufrimientos individuales. Por ello, con mayor razón, reconocemos su labor humanitaria y sobre todo su gesto de amistad para nuestro padre, “El Gritón”, personaje reconocido en la historia de Chiapas.

“Caros y gentiles amigos radioyentes”, Isidro Aguilar López concluyó su vida física pero sus mensajes quedan impregnados en la memoria del pueblo chiapaneco y en todo México y más allá de sus fronteras.

Más aún, sus enseñanzas y legado periodístico fueron turnados a varios de sus hijos y nietos que continúan defendiendo la libertad de expresión y el derecho a la información de la sociedad. En la memoria individual y colectiva suelen ocurrir olvidos e ingratitudes para quienes dieron la vida por servir a la sociedad.

Nuestro padre fue una de esas víctimas. Sin embargo, en donde y cuando menos lo esperamos recibió un homenaje en vida con la presencia en nuestra casa paterna del gobernador Juan Sabines Guerrero, suceso que conmovió gratamente a nuestro padre, lo emocionó y lo animó en su lecho de muerte. Saludar al hijo de Don Juan había sido uno de sus últimos y principales anhelos. Anhelo cumplido, gracias a Dios.

Señor Gobernador, para los familiares de Isidro Aguilar López, además de un mandatario con sensibilidad social y política, es usted un ser humano que sabe rendir homenaje a la amistad que por años su padre y el nuestro lograron establecer más allá de de una simple relación política. Amistad que se fortaleció a través de los años y que usted ha valorado. Gracias por sus atenciones, por su amistad, gracias por sus acciones oportunas y solidarias para el Patrullero 9-20.

Nos despedimos de usted ofreciéndole la seguridad de ser sus seguros servidores y amigos. Hoy y siempre. Los sexenios terminan, el poder cambia de lugar o concluye, pero nuestra sincera amistad y gratitud estarán más allá del tiempo. Gracias”.

1 Comentarios:

A la/s 12:54 a.m., Blogger CLAUDIA AGUILAR dijo...

Agradezco tu buena intención y también la buena redacción de tu escrito pero creo que minimizas un poco el alcance que tuvo mi papá en sus años de gloria, si bien es cierto que su mayor audiencia fue la población más desprotegida también hizo mucho eco entre la clase alta y la clase política, no sólo por las mentadas de madre que les dedicó, sino porque también les decía sus verdades. Lamentablemente vivimos en un mundo que olvida pronto y su muerte no causó el revuelo que sus cumpleaños, en sus tiempos mozos, acarrea a multitudes, enramadas, músicxs, "amigos", yernos que se olvidaron de su paternidad por mucho tiempo pero pues para sus descendientes se fue como el guerrero y el héroe que siempre fue y será. Saludos cordiales

 

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