EL PERIODISMO EN CHIAPAS

Este es una bitácora exclusivamente para textos relacionados con la historia del periodismo en Chiapas. Para exhibir los aciertos y desaciertos, dislates, cosas chuscas y otros detalles que reflejen la idiosincrasia del periodismo chiapaneco. Tantas cosas y situaciones que veo y leo que no quiero que se pierdan en el tiempo, quiero documentarlo y compartirlo. Advierto que para nada pretendo congratularme u ofender a persona alguna.

sábado, marzo 15, 2014

Una breve reseña de ocho periodistas de Chiapas

Un texto Enrique García Cuellar
Enrique García Cuellar
 Ahora voy a hacer un recuento de las personas a las que tengo respeto y admiración en Chiapas. Empezaré
Enrique Alfaro
por mi tocayo Enrique Alberto Alfaro Santos. Lo conocí en sus inicios como caricaturista, ya dueño de un talento enorme por desarrollar. Abrevó en los mejores dibujantes. Comparaba, observaba, disfrutaba su trabajo. Invitó a grandes del oficio y nos reunimos en varias ocasiones. Militante de aquella izquierda congruente, su trabajo levantaba polémica porque no tenía más compromiso que su propio pensamiento, como hasta la fecha. Me honra con su amistad y lo considero un periodista excepcional en el género de la caricatura. Sabe cantar, sabe opinar, sabe escribir y se mantiene siempre en su línea de pensamiento. ¡Un abrazo, tocayo!

El entonces gobernador de Chiapas, Patrocinio González Garrido nos pidió entonces a los del Grupo Ámbar, seleccionar a alguien con talento para mandarlo becado a estudiar Comunicación a la UNAM.
Sarelly Martínez
Solicitamos a un grupo de jóvenes de preparatoria que presentaran un proyecto o un ensayo acerca del Periodismo. Los jueces fuimos José Martínez Torres y yo. Al revisar los trabajos, nos sorprendió la claridad de la exposición y de la redacción de un joven llamado Sarelly Martinez Mendoza. Se despegaba del resto de participantes. Todo fue otorgarle la beca para que por su cuenta llegara hasta el doctorado que ahora ostenta con toda legitimidad. Doctorado de verdad. Se inclinó por la parte académica y es un elemento valioso en el estudio actual de la Comunicación. Lo respeto como profesional y como amigo. Y sus alumnos lo respetan por la seriedad con que aborda sus responsabilidades. Un saludo, Sarelly.

Sergio Stahl
Dentro del Periodismo, Sergio Arturo Stahl Espinosa es todo un personaje. También el entonces gobernador Patrocinio González Garrido, en su afán de profesionalizar este oficio, nos otorgó una beca de posgrado para quien destacara en el Periodismo. Recomendamos a Sergio, brillante muchacho, entregado al deporte (cinta negra de karate) lector ávido. Para entonces ya se había
graduado en Letras latinoamericanas y devoraba a Novalis, a Goethe, fascinado por la literatura alemana. La sordidez de Jack London lo atraía poderosamente. Imagino que también Virginia Wolf, no lo sé. Lo recomendamos y se fue a la Universidad de California. No aprovechó esa oportunidad como lo esperábamos, sin embargo, su talento es manifiesto. Ahora las redes le han dado una oportunidad para publicar desde varias perspectivas su visión de la vida, muy personal. Posee lecturas muy valiosas y sabe asimilarlas con pasmosa facilidad.

A Isaín Mandujano lo conocí siendo él apenas un jovencito antes de los veinte. Estudiaba Comunicación y le
Isaín Mandujano
gustaba aprender directamente en la calle, como reportero. Lo orientaba Pepe López Arévalo, periodista empírico —como todos nosotros— que tenía una visión oblicua de la vida. Entre humor y seriedad, Pepe le aportaba a un grupo de aspirantes a periodistas sus propias experiencias, desde la guerrilla hasta los esfuerzos poco productivos que había hecho en Yajalón con su periódico Nueva Generación. Isaín ya demostraba aguda inteligencia y un olfato periodístico muy singular. Sabía donde estaba la nota. Le gustaba estar al margen del poder político y ejercer su propio poder. Eso le ha traído consecuencias nada gratas, pero muy meritorias. En las reuniones con trago y guitarra, Isaín era el que ponía la alegría, la chispa y no podía evitar darnos algo de información política. Esas reuniones no volverán a darse porque todo tiene su tiempo. Ahora es el principal periodista digital de la comunidad de Facebook y continúa con su línea opuesta a veces a la información oficial, lo cual resulta molesto para cualquier gobernante.

Sergio Melgar
Sergio Melgar Recinos era otro jovencito que se acercó al Grupo Ámbar. Sus trabajos eran muy serios. Escribía con gran soltura y facilidad ya desde entonces. Recuerdo sus ojos chispeantes, inquirientes, con ganas de aprender el periodismo en media hora, si fuera posible. Era un jovencito reflexivo y buen lector. Hacía buenas investigaciones y siempre preguntaba a quienes creía que podían saber más que él. Se ausentó un breve tiempo. Creo que se fue a Chihuahua. Regresó y supo acomodarse como columnista político y logró respeto, el respeto para quien se esmera en escribir con aseo y lógica. Fundó su propia publicación y siguió su camino independiente. Ahora me gusta escucharlo en Código Sur Radio, donde cada mañana despliega un buen esfuerzo informativo y emite opiniones valiosas. Es otro de los que están en un lugar que él mismo se ha ganado.

Jorge López Arévalo hace periodismo económico. Entonces era un estudiante de Economía y llegaba a
Jorge López Arévalo
hacer artículos a la Redacción del Grupo Ámbar. Me gustaba reunirme con él en San Cristóbal, donde conversábamos largamente. No paraba de estudiar. También se siguió de frente hasta el doctorado y otros estudios de posgrado. Sigue estudiando diariamente. De pensamiento independiente, cuando fue secretario general de la Universidad Autónoma de Chiapas, yo lo veía como que no se sentía a gusto. Renunció. Prefirió la academia y ahí se desplaza como pez en el agua. Aquel joven de entonces ahora es un respetado doctor en Economía, reconocido en Europa y en este continente. Recuerdo que una vez se espantó cuando me vio escribir en una computadora contigua. Él escribía unos renglones, reflexionaba, corregía, escribía de nuevo, reflexionaba y así, a ese paso, hacía sus artículos. Se espantó porque yo me sentaba y escribía de un tirón. Tal vez así escriba ahora él mismo, ya con el oficio dominado.
Arcadio Acevedo

Cuando lo conocí, nos enfrascamos en una discusión que dura hasta la fecha. Arcadio Acevedo es un hombre ilustrado y multifacético. Impecable jugador de dominó, sabe hasta latín. Ya era un consumado periodista y monero en ese entonces. Ahora es un pintor exitoso, además de que escribe mejor. Es imposible discutir con él, como es imposible discutir conmigo, porque sacamos argumentos hasta de debajo de las piedras; echamos mano de todo con tal de no ceder. Su trabajo periodístico es admirable, porque destila sarcasmo, conocimiento y dominio del lenguaje. La originalidad y engañosa sencillez de sus monos, son el vehículo ideal para la crítica mordaz. Lo admiro desde que lo conozco y disfruto siempre sus publicaciones y sus obras de arte.

José Luis Castillejos era gente grande desde jovencito. En aquel entonces, era corresponsal de El Universal.
José Luis Castillejos
Sus textos eran profesionales en un medio muy precario en redacción. ¿Dónde aprendió? Nunca le he preguntado, pero manejaba la redacción periodística con destreza. Se mantenía al margen de los contubernios con el poder. Tuvo el tino de acercarse a quienes sabían más y, con sencillez, aprendía rápidamente. Lo conocí en Tapachula, tal vez él no se acuerde. Luego coincidimos en Tuxtla con Juan Balboa, quien le tiene especial aprecio. Siempre vi a José Luis muy adusto y sobrio, sin aspavientos. Formal a la hora de escribir y muy fundamentado y cuidadoso al hacerlo. Es otro de los valiosos elementos del periodismo chiapaneco. Cuando viajamos hace poco a Tapachula, coincidimos en el asiento y el viaje se hizo corto porque nos la pasamos botados de la risa. Por fin lo vi reír de manera casi continua, ya no con esa seriedad que lo acompaña siempre. Es uno de los mejores de Chiapas, con su estilo personal y su sello de profesionalismo cabal.

Hice estas breves reseñas de algunos periodistas que admiro. Aunque muchas veces este oficio sea tan vilipendiado, tan despreciado, se dedican a trabajar en esto diariamente gente muy valiosa y su trabajo resulta valioso para la sociedad. No pocos han arriesgado la vida alguna vez, pero no es cosa de andar presumiéndolo. Es un oficio noble, atractivo, que requiere enormes cantidades de audacia, sagacidad, visión aguda y riesgo. Solamente los profesionales pueden asumir ese compromiso sin resbalar en esta casa del jabonero. Felicidades a quienes aspiro a que me consideren su colega.





Desde Julio/2006